La Semiología de la Vida Cotidiana –fundada por el Dr. Alfonso Ruiz Soto– encuentra sus raíces en los grandes lingüistas, semiólogos y estructuralistas, como Saussure, Pierce, Umberto Eco, Roland Barthes, y otros muchos. La Semiología estudia los procesos de significación, es decir, los procesos que relacionan todo lo existente.

Bibliografía Comentada
Narrativa del Surgimiento e Integración del Modelo Educativo
de Semiología de la Vida Cotidiana.


Homenaje y Decantación

Dr. Alfonso Ruiz Soto

El objetivo de esta Bibliografía Comentada consiste en presentar, de una manera contextualizada y estructurada, tanto las distintas tradiciones y corrientes de pensamiento, como los conceptos fundamentales que, a través de los años, incluso décadas, han dado sustento teórico a la Semiología de la Vida Cotidiana a lo largo de su permanente evolución, desde sus más remotos orígenes. En consecuencia, pretende ser, antes que nada, un genuino homenaje a todos esos autores, de las más variadas orientaciones, que han contribuido de múltiples formas y desde distintas perspectivas culturales, científicas y espirituales, al esclarecimiento de la conciencia humana. De igual modo, esta Bibliografía Comentada tiene como objetivo crucial, precisar el sentido específico que la Semiología de la Vida Cotidiana confiere a términos específicos, reconociendo contribuciones previas, protomodelos o conceptos que han inspirado, son análogos o colindan con su visión, pero decantándose del sentido que otros autores han conferido a los mismos términos, de modo que permita una mayor precisión de la propuesta desde una perspectiva diacrónica. De esta manera, se desplegará paulatinamente como una narrativa conceptual, temática y metodológica del surgimiento del Modelo Educativo de Semiología de la vida Cotidiana hasta su configuración actual. Este es un ejercicio distinto que rebasa las referencias bibliográficas comunes, indispensable si se quiere cumplir con la más esmerada ética académica, pulcritud intelectual y profundo agradecimiento a todas y cada una de esas lecturas, magisterios y experiencias que han hecho posible la cosmovisión cotidiana de nuestro modelo educativo, orientado al desarrollo de la conciencia, para elevar la calidad de vida de las personas. Pero, sobre todo, esta Bibliografía Comentada constituye un mapa genealógico cultural que nos permite seguir los derroteros intelectuales que han marcado la pauta central en la integración del Modelo Educativo de la Semiología de la Vida Cotidiana. De qué manera reverberan distintas tradiciones culturales, diversos autores y libros específicos que se entreveran formando un gran todo, una nueva propuesta que contiene, naturalmente, su propio lenguaje y su visión propia.

¿Por qué esta Bibliografía Comentada?

Existe un hecho palpable y contundente que no suele reconocerse por completo ni con la claridad suficiente. Un hecho que he señalado ya en mi libro Estructura del Universo Literario y no me cansaré de repetir: <Todos somos herederos culturales de las generaciones que nos han precedido, de modo que no hay texto que sea creación de un solo autor. Este menos que ninguno>. (Ruiz, A. Estructura del Universo Literario, Material de Lectura, Serie Ensayo, No.6, UNAM, México, 1986, p.3). En efecto, somos el resultado de un conocimiento acumulado a lo largo de los siglos, que implica una inconmensurable aportación individual y colectiva. En consecuencia, no existe ningún acto creativo, por simple que pueda parecer, que sea la contribución aislada de un solo autor: ni una sinfonía, ni una epopeya, ni una escultura, ni una teoría, ni un aforismo. Hemos heredado todo, desde nuestra postura erecta y nuestra capacidad prensil, hasta el lenguaje en cada una de sus prodigiosas formas. También el conocimiento operativo, práctico del mundo inmediato con su fastuosa gama de aparatos y procedimientos, hasta las más recónditas memorias, intuiciones y descubrimientos científicos y tecnológicos de nuestros ancestros: su visión mística o filosófica, sus tradiciones culinarias, artísticas, religiosas o sociales; su moda y sus rituales comunitarios, sus múltiples formas de convivencia e integración social. La historia de la humanidad late en lo más profundo de nuestro ser. De esta manera, resulta imperiosa una Bibliografía Comentada si queremos historiar, así sea solo de una manera incipiente, ciertos conceptos o tradiciones de conocimiento que han resonado significativamente no solo en algún sector de nuestra sociedad, en algún momento y lugar específicos, sino también, de manera puntual, en nuestra propia visión, en nuestro eje sincrónico, individual y colectivo: aquí y ahora.

Por otro lado, esta Bibliografía Comentada resulta indispensable debido a la forma de presentación de este modelo educativo, desarrollado en doce cursos sucesivos: tres cursos básicos, cinco cursos intermedios y cuatro cursos avanzados, que deberán percibirse cada uno en sí mismo, pero simultáneamente como capítulos interdependientes, seriados, de un mismo libro audiovisual. Todos grabados en vivo, tal cual se llevó a cabo la experiencia directa en el Auditorio del Siglo XXI  de la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional, lo cual complicaba la oportuna presentación bibliográfica y las referencias a los autores específicos, dado el carácter vivencial de la comunicación de esquemas teóricos y nociones fundamentales que exigían, y exigen, en cada nueva re-presentación de los materiales educativos, una fluidez y frescura discursivas que no pueden entrecortarse continuamente con distractores y digresiones bibliográficas, ya que su objetivo central es,  ha sido y será, la recreación profunda de diversos aspectos de la vida cotidiana en escena, de tal manera que cada alumno o participante pueda contemplarse y decodificarse con mayor lucidez en ese espejo que lo repite y lo cuestiona.  Es decir, se trata de una recreación vivaz y directa que permite volver accesible y práctico un conocimiento muy sofisticado, aunque crucial, para toda persona: el conocimiento de uno mismo. La intención es proporcionar herramientas que faciliten esa exploración personalísima que cada estudiante realiza por cuenta propia y en pleno ejercicio de su libre albedrio, descubriendo sus propios potenciales para optimizar su desarrollo en perfecta concordancia con las capacidades innatas de cada quien.  Durante los cursos se presentan diversos Mapas Genealógicos Culturales, con menciones específicas de los autores y corrientes de pensamiento más conspicuos, que sitúan  bibliográficamente a los alumnos de una manera inmediata y práctica, pero considero que vale la pena  desarrollarlo de  una manera más rica, más compleja e interconectada, no solo mencionando, sino apuntalando en una Bibliografía Comentada, los vínculos culturales que permitan comprender el por qué de ciertos autores, tradiciones o conceptos clave que resuenan al interior del contexto de significación del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana. Un diálogo intercultural.

Estrategia de Comunicación.-

Este objetivo fundamentalmente pedagógico, para adolescentes y adultos, abierto al público en general, ha inspirado desde sus inicios, hace ya más de treinta y seis años, la estrategia de comunicación en Semiología de la Vida Cotidiana: clara, directa, con ejemplos de la vida diaria de fácil comprensión, sin  pretensiones intelectuales innecesarias, utilizando un lenguaje variopinto que lo mismo incluye expresiones técnicas que populares, definiciones abstractas, metáforas poéticas, anécdotas, albures, términos científicos y filosóficos o dichos de albañal. Todo esto alternando en el mismo contexto, con cuestionamientos personales profundos y meditaciones para centrar el foco atencional o evocar un aspecto determinado del funcionamiento del modelo en cada persona. Un curso muy estructurado y nutrido de información relevante sobre el conocimiento de uno mismo, pero desparpajado, sin solemnidades de ningún tipo, donde también compartimos el humor y la carcajada. Todo cuenta y canta, todo suma. Buscamos la recreación de la experiencia que facilite la comprensión y asimilación de los materiales didácticos a adolescentes y a adultos, ya que el gran objetivo radica en la viabilidad del modelo en la vida cotidiana, es decir, en su aplicabilidad en todo momento y en todo lugar. Que todo individuo pueda ratificar con su propia experiencia la propuesta del modelo y pueda constatar en sus más ínfimas acciones cotidianas, la pertinencia decisiva de este aprendizaje, cuya práctica implica una transformación evolutiva crucial en la calidad de vida de las personas. Cada quien va generando, observando y ratificando su propio proceso evolutivo.

Así, el énfasis no lo hemos puesto en la bibliografía sino en la biografía, en la experiencia cognitiva de la persona que le permita lograr una mejor y más plena recreación de su autoconcepto, confirmando lo que señalo en el Fragmento < L > de La Mirada Interior (Semiología Editores, México, 2011, p. 119), donde menciono que: “El verdadero conocimiento radica en la asimilación del saber por medio de la experiencia. Cuando la bibliografía se convierte en biografía”.

Y más: en la intrabiografía. Es decir: en lo que toda experiencia significa, para cada uno, al interior de su escenario de conciencia.

 Aquí surge un tema de la máxima importancia y trascendencia educativa, vinculado en lo profundo a esta Bibliografía Comentada. El abismo insalvable que ha existido a lo largo del tiempo entre el conocimiento académico y el público en general. Este abismo de incomunicación que fractura a la población mundial y ha generado un atraso considerable en el proceso evolutivo de la especie humana. Pareciera que, en efecto, existe un espacio insalvable entre el conocimiento y su divulgación. Lo cual entraña una paradoja monumental, porque nunca había existido una acumulación de conocimiento tan abundante como hoy en día ni, simultáneamente, una accesibilidad tan amplia al mismo conocimiento a través de los medios electrónicos. El punto crucial radica, desde nuestra perspectiva, en la forma de comunicar el conocimiento, ya que en numerosas ocasiones se lleva a cabo de una manera excesivamente simplista, superflua, irresponsable, rayando en la mera caricatura, desvirtuando lo que se pretende comunicar y generando un impacto adverso al proceso educativo. Y en otras ocasiones, se lleva a cabo de una manera rebuscada, críptica, excesivamente técnica, sobrecargada de referencias eruditas y poco accesible para el gran público, quedando circunscrito a un reducido grupo de especialistas, convirtiendo lo que sería un circulo virtuoso de conocimiento, en un círculo vicioso de incomunicación: en una experiencia autista de la academia. En consecuencia, urge esa labor específica de comunicación que pueda conjuntar el conocimiento y la diversión, el juego y la reflexión, el placer del conocimiento y el conocimiento del placer. Una modalidad educativa que avance a caballo entre ambos mundos, un juego muy serio compartido por aquellos que quieran disfrutar y que quieran aprender a aprender mientras disfrutan. Un juego educativo que permita un desarrollo más homogéneo de la población mundial, lo cual generará mejores condiciones de vida para todos.

No obstante, muchos académicos desdeñan por principio esa labor educativa fundamental en nuestro mundo contemporáneo y se refieren a ella con el término despectivo de <divulgación cultural>, sin percibir ni la nobleza, ni la urgencia de dicha labor, concentrándose exclusivamente en el intercambio de conocimiento entre sus pares, lo cual, en cierto sentido, es magnífico, por supuesto y, de hecho, indispensable en la generación de conocimiento, pero no de manera exclusiva y excluyente. Resulta claro que existen temas que, por su propia naturaleza, solo pueden abordarse y compartirse de manera satisfactoria en un lenguaje sumamente técnico y sofisticado sin el cual sería imposible dar viabilidad a exploraciones experimentales y planteamientos específicos de innovación, ya sean matemáticos, lingüísticos, musicales, filosóficos o de cualquier otra índole que, naturalmente, solo podrán ser decodificados por altos especialistas que conocen y comparten el mismo código. No obstante, resulta evidente la enorme necesidad de hacer llegar aspectos fundamentales de ese mismo conocimiento y otros menos especializados, al mayor número posible de personas en el menor tiempo posible, para generar de esta manera una masa crítica emergente con el suficiente nivel de conciencia que permita revertir la tendencia violenta y autodestructiva que está minando nuestra reserva de vida, muy característica en grandes núcleos de la población mundial, que carecen de la educación adecuada, incluyendo ciertos grupos empresariales y políticos que no han sido sensibilizados a niveles superiores de convivencia humana y están generando, desde las grandes esferas del poder político y económico, dinámicas involutivas que es preciso revertir, de manera central, por medio de un más adecuado sistema educativo a nivel mundial.

De aquí nuestro propósito de volver accesible lo imprescindible, de divulgar sin vulgarizar. Y ofrecer, como lo hemos hecho, de la manera más clara y amena que nos ha sido posible, un conocimiento fundamental para toda persona, que la capacite para mejorar la calidad de su propia existencia, día con día y momento a momento, sin cargas bibliográficas excesivas ni especulaciones teóricas sobre tal o cual concepto o autor, mismas que si se hubieran intercalado a lo largo de la exposición en vivo de los doce Cursos Seminales de Semiología de la Vida Cotidiana, tal cual han sido grabados y se encuentran disponibles de manera virtual para adolescentes y adultos de todas las latitudes, habrían operado más bien como lastres culturales y digresiones conceptuales laberínticas, entorpeciendo la exposición, volviéndola opaca, confusa y pretenciosa. Por tal motivo, decidí incorporar, además de la bibliografía clásica que aparece en  cada uno de los doce Cursos Seminales en línea, esta última sección especializada, la Bibliografía Comentada, para poder abordarla con toda pulcritud y cuidado, sin perturbar el flujo natural de la exposición.

El Hipertexto.-

Una Bibliografía Comentada es un factor indispensable, un eslabón fundamental en la cadena de información disponible, ya sea educativa, científica, artística, tecnológica o de cualquier otra naturaleza. Una cadena que permite la elaboración conjunta y transcultural de un espejo colectivo, creado entre todos los participantes, autores y lectores, que constituye la summa académica e informática del conocimiento universal, con un sinnúmero de vínculos resonantes que va remitiendo todo texto, el que sea, a un número infinito de textos impresos o virtuales que, a su vez, generan un hipertexto ubicuo y colectivo con una estructura no secuencial, que va enlazando fragmentos de muy diversa índole y épocas distintas, que va estableciendo relaciones de intertextualidad múltiple, donde todos los textos están relacionados con todos los demás y donde, por medio de la recontextualización de términos,  nociones específicas o modelos previos, se transforman en un nuevo texto que requiere de una nueva perspectiva para su lectura a partir de la actualidad de su propuesta.

En este hipertexto, con una superabundancia de posibilidades significativas, cada lector puede y debe situarse dentro de su propio universo de significación. Crear su propio espacio cognitivo de una manera acotada, salvo riesgo de extraviarse. Nos estamos refiriendo aquí, al hipertexto cultural, no al mero hipertexto de la informática, sino a todas las relaciones potenciales de intertextualidad en todos los sentidos, tanto de textos manuscritos o impresos como de textos virtuales o audio textos y video textos. Es decir, se trata de contextualizar parcelas discursivas de conocimiento a través de vínculos esquemáticos y referencias cruzadas: corrientes de pensamiento, autores, libros, estilos o tendencias de época, conceptos específicos y términos convergentes o divergentes que generan muy diversas posibilidades significativas. El hipertexto es mental y dinámico.

Naturalmente, la cadena de relaciones culturales en todos los ámbitos resulta potencialmente infinita. En consecuencia, una Bibliografía Comentada viable, tiene que ser suficientemente rica pero esquemática,  estructurada de una manera funcional y didáctica, para generar una caja de resonancia cultural que permita una lectura más amplia de los cursos pero circunscrita en sus posibilidades interpretativas. Es decir: una lectura decantada, distinguiendo con claridad en qué sentido se utilizan ciertos términos, conceptos o esquemas, según la perspectiva de su propuesta, pero sin pretender abarcarlos todos, ya que sería una absoluta desproporción, un caos semántico.

En el caso específico de Semiología de la Vida Cotidiana, tanto las referencias Bibliográficas como la Bibliografía Periférica Selecta y la Bibliografía Comentada, irán creciendo y desdoblándose a lo largo de los doce Cursos-Capítulos-Seminales, Asignaturas del Colegio de Consultores y Comunicadores, tanto del Tronco Común como del Área Electiva y de los Módulos de los Grupos de Desarrollo de Conciencia,  de este mismo libro audiovisual, hasta que al final se integre la totalidad de su universo bibliográfico o hipertexto particular, donde muchos autores se repiten y enlazan, y donde muchos conceptos se desdoblan paulatinamente, curso por curso, asignatura por asignatura y módulo por módulo, hasta alcanzar el máximo despliegue de su significación, en una dinámica de crecimiento continuo debido, no solo a su carácter didáctico, sino a la doble naturaleza de su estructura secuencial y no lineal, sino circular y en espiral, y a su permanente actualización, como ha venido ocurriendo a lo largo de sus más de tres décadas de existencia.

Ahora bien, mencionar a un autor no significa avalar la totalidad de su obra o la corriente de pensamiento a la que se adscribe. Citar un libro específico, no significa tampoco avalar la totalidad del libro, sino solo la cita a la que se alude dentro del contexto de su referencia. Escuelas filosóficas, corrientes de pensamiento, principios religiosos, tendencias artísticas, descubrimientos científicos y tecnológicos tienden a colindar, a contradecirse, a traslaparse, a influirse, a inspirarse y a amalgamarse, iluminándose unos a otros, por similitud o por contraste, en la dinámica insalvable de la gran madeja de conocimientos que se enreda y desenreda al paso de los siglos, retomando caminos olvidados o relegados, marcando nuevas posibilidades, descubriendo raíces en las más impensadas tradiciones,  latitudes o autores: descubriendo una y otra vez el hilo negro o el agua tibia que nos invitan a releer el Eclesiastés, una y otra y otra y otra vez, en una cadena cíclica de tiempo recurrente: la eterna serpiente del conocimiento que se muerde la cola y se devora a sí misma, nutriéndose y devastándose simultáneamente en cada bocado, de manera incesante. Un hipertexto circular: idéntico y distinto a la vez.

 Sin duda, habrá un proceso de decantación incesante, ya que la creación de este <Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana> es, sobre todo, la propuesta de una Nueva Perspectiva, con su correspondiente <lenguaje>. Un lenguaje en constante transformación, ampliación y adecuación de posibilidades significativas que he llevado a cabo de una manera metódica y sistemática y que, próximamente, será supervisada y  llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Semiológicas del Instituto de Semiología S.C.,  quien constituirá el órgano generador y promotor de dichas transformaciones y adecuaciones y quien, en su momento, establecerá la pertinencia y viabilidad de cualquier sugerencia de  transformación al modelo actual por mínima que esta sea. De esta manera, se ha establecido un Canon contenido en los doce cursos seminales de Semiología de la Vida Cotidiana, fijo y, simultáneamente, dinámico, tanto en lo relativo a las temáticas como a los procedimientos y lenguaje, actualizados todos en concordancia con las pautas de conocimiento y convenciones sociales y culturales del momento en que se lleven a cabo.

En consecuencia, iremos puntualizando de una manera gradual, curso por curso y asignatura por asignatura, vinculando unos con otros, nuestra nueva propuesta y nuestro nuevo lenguaje,  para poder circunscribir, de la manera más pertinente posible, el <contexto cotidiano> de  nuestra nueva perspectiva, donde la persona ocupa el centro de su propio proceso educativo: un horizonte potencialmente infinito de posibilidades significativas fuertemente arraigado al Principio de Realidad de cada persona. Este contexto cotidiano es crucial en el sentido de que, finalmente, la significación y pertinencia del modelo dependerán de la posibilidad cierta de su aplicación práctica en la vida cotidiana. Esto dota al modelo, potencialmente, de una dimensión universal.

La mención y vinculación de las distintas corrientes de pensamiento, autores, libros y conceptos específicos, los iremos desplegando aquí mismo, en esta Bibliografía Comentada, de una manera paulatina, relacionándolos con la lista tanto de la Bibliografía de cada curso como de la Bibliografía Periférica Selecta.

Orígenes Remotos.-

Los orígenes remotos del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana se remontan a los primeros cursos impartidos a partir del 9 de septiembre de 1985, en los que se vinculaban dos corrientes de pensamiento, una Oriental y otra Occidental: las enseñanzas del Cuarto Camino y la Psicología Transpersonal. Ambas corrientes orientadas al estudio de los estados acrecentados de conciencia a partir del conocimiento de uno mismo. Una pléyade de autores conviven al interior de estas dos corrientes, entre los que se encuentran, por parte del Cuarto Camino, su fundador G.I. Gurdjieff y algunos de sus más conspicuos discípulos, directos e indirectos, como fueron P.D. Ouspensky, Maurice Nicoll, Rodney Collin, J.G. Bennett, Robert Burton, Joel Friedlander y Susan Zannos. Por lo que toca a los autores más notables que por aquellos años podían inscribirse en la perspectiva de la Psicología Transpersonal, encontramos a Alan W. Watts, Stanislav Grof, Carl Jung, Abraham Maslow, Charles Tart, Elisabeth Kübler-Ross, Ram Dass, Daniel Coleman, Fritjof Capra, Ken Wilber, Rupert Sheldrake, Roger Walsh y Frances Vaughan, entre otros muchos. Autores que provienen de muy distintas ramas de conocimiento, ya sea la física, la tanatología, la psiquiatría, la biología, la filosofía o la misma psicología, pero donde todos apuntaban hacia lo que se dio en llamar, según la espléndida revista, publicación de Integral Ediciones de 1991, Extra monográfico n. 22, titulado precisamente Nueva Conciencia.  Autores todos que, de una u otra manera, participaron en la creación de un nuevo paradigma científico y que me sirvieron de referencia contextual para encuadrar las enseñanzas orientales de Gurdjieff desde una perspectiva occidental, ya que ambas corrientes de pensamiento resonaban profundamente en una visión compartida que se indica con claridad en la Introducción, <El Surgimiento de la Perspectiva Transpersonal> páginas 13 y 14 del ya clásico libro titulado Más allá del Ego: Textos de psicología transpersonal, tercera edición, publicado por Editorial Kairós en Barcelona en 1987, una recopilación de ensayos sobre el tema realizada por Walsh y Vaughan  donde se señala lo siguiente:

               “La psicología transpersonal apunta, por ende, a la expansión del campo de la investigación psicológica para incluir dimensiones de la experiencia y del comportamiento humanos que se asocian con la salud y el bienestar llevados al extremo. Para conseguirlo, se nutre tanto de la ciencia occidental como de la sabiduría oriental, en un intento de integrar los conocimientos provenientes de ambas tradiciones en lo que se refiere a la realización de los potenciales humanos”.

Esta interesante convergencia permitió elaborar de una manera más puntual lo que ambas corrientes de pensamiento pretendían integrar, cada una por su lado: la visión oriental y la visión occidental, según nos refiere ahora, en lo tocante a Cuarto Camino, Martin Seymour-Smith, autor de Los 100 Libros Más Influyentes Jamás Escritos (1998), cuando menciona que los Relatos de Belcebú a su nieto de Gurdjieff es “La fusión más convincente de los pensamientos oriental y occidental, que hemos visto hasta ahora”, según se asienta en la contraportada del mismo libro, publicado por Editorial Sirio, S.A., Barcelona, 2001.

Durante esta primera etapa, los cursos terminaron acuñándose, oficialmente, bajo la denominación de Cuarto Camino: Cursos de Psicología Transpersonal. El título original aludía al idéntico propósito de fusionar, aunque de una manera más integral, aspectos fundamentales del conocimiento oriental con aspectos fundamentales del conocimiento occidental, codificando ambos en un mismo sistema. Título que posteriormente evolucionó al de Semiología Aplicada,  que respondía con mayor exactitud a la labor que yo había venido realizando a lo largo de más de una década, decodificando tanto los postulados de  Cuarto Camino como los de la Psicología Transpersonal, traduciéndolos a códigos y estructuras con una gama de temas que reportaban, ahora, una mayor riqueza conceptual y tenían una mayor aplicabilidad a la vida cotidiana,  pero con un lenguaje mucho más accesible y didáctico, lo cual constituía una prioridad desde mi muy particular punto de vista. Título mismo que, finalmente, evolucionó al de Semiología de la Vida Cotidiana: Nuevas Perspectivas, encontrando así su identidad definitiva, que ha ostentado en los últimos diecinueve años.

Naturalmente, uno de los principales objetivos de esta Bibliografía Comentada, es la de historiar cómo se fue dando la transformación conceptual, temática y metodológica de los cursos iniciales a los cursos actuales, representados por estos tres títulos que hemos mencionado y que se concatenaron de manera escalonada, trazando la estructura subyacente de lo que hoy en día constituye la propuesta fundamental de nuestro modelo educativo, su gnosis didáctica profunda, su razón de ser.   

 A lo largo de los años los cursos iniciales, acuñados como hemos mencionado anteriormente bajo la denominación de Cuarto Camino: Cursos de Psicología Transpersonal, fueron creciendo año con año y multiplicándose, ampliando su horizonte de posibilidades y nutriendo el repertorio de autores, prácticas y ejercicios diversos. Durante más de una década me dediqué a impartir estos cursos, con sus respectivos Talleres de Práctica y Conferencias Introductorias. No obstante, los cursos jamás abarcaron enteramente, ni fue su objetivo, la totalidad de las implicaciones teóricas del Sistema de Cuarto Camino, ya que, muchas de ellas, aunque sugerentes y atractivas, no tenían respaldo empírico de ninguna índole, lo cual las convertía en un material de muy difícil acceso y exposición, de modo que hubo que decantar los temas implicados en los diversos cursos, encuadrándolos desde una visión muy personal que configuré durante mi estadía de siete años en la Universidad de Oxford y que comentaré más adelante. Tampoco fue el objetivo presentar la totalidad de las implicaciones teóricas de la Psicología Transpersonal, utilizadas inicialmente solo como una referencia contextual para una mejor comprensión de las anteriores, en especial de sus postulados cosmológicos, antes de que, efectivamente, ciertos principios de la Psicología Transpersonal se convirtieran en parte sustantiva del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana. El objetivo así, inicialmente, era encuadrar los cursos de Cuarto Camino desde una perspectiva singular: una visión metodológica accesible, verificable en la vida cotidiana, al alcance de adolescentes y adultos que experimentaran el deseo de un mejor conocimiento de sí mismos. Un modelo con una eminente vocación educativa, con un sustento teórico bien estructurado y aplicable de manera inmediata, que pudiera impactar favorablemente en la formación de un público con una actitud más alerta y con un espíritu crítico y autocrítico más acusado, es decir, con un más alto nivel de conciencia.

La creación de un modelo educativo con semejantes características, sobre todo que fuera comprensible y asimilable para una audiencia no especializada, constituía un reto enorme, especialmente en este caso, considerando el encriptamiento conceptual y simbólico que en forma deliberada implementó el propio Gurdjieff en su metodología, para tornarla lo más ardua y oscura posible dentro de lo posible, para lograr un precario equilibrio entre mostrar y simultáneamente ocultar el conocimiento. Además de su muy particular y rebuscado estilo literario que pretendía de igual modo sembrar un sinnúmero de obstáculos terminológicos, sintácticos y de todo tipo, para que solo aquellos lectores y estudiantes con el interés y la determinación suficientes pudieran desentrañar sus enseñanzas contenidas en los Relatos de Belcebú a su Nieto. Estaba convencido de que aquello que no cuesta trabajo, no se valora.

Este principio lo aplicó esmeradamente en muchas de sus prácticas en las que sometía a sus estudiantes a exigencias extremas de todo tipo, físicas, emocionales e intelectuales con el propósito de llevar a cabo lo que llamaba súper esfuerzos y desarrollar su voluntad consciente, con todas las implicaciones de este crecimiento interior, según nos narran algunos de sus biógrafos más reconocidos, como Fritz Peters, en Recordando a Gurdjieff, un libro muy sencillo y revelador donde se narra la vida del maestro con la frescura propia de la mirada retrospectiva del niño que fue Fritz cuando ingresó al Instituto a la edad de diez años y medio. Una evocación biográfica singular. También Nuestra Vida con el Señor Gurdjieff, de Olga y Thomas de Hartmann, aportan elementos de mucho interés en este sentido. Una pareja de discípulos que lo acompañaron durante más de una década y con quienes trabajó intensamente, sobre todo con el gran pianista que fue Thomas de Hartmann, de formación clásica, quien anotaba en una partitura los dictados de la música que tarareaba Gurdjieff, llegando a la creación de innumerables composiciones: trescientas piezas para piano, un ballet y más de cien danzas sagradas.

Existen muchas otras biografías, memorias, evocaciones y textos varios sobre la vida y la trayectoria de Gurdjieff, como la de John Shirley, Gurdjieff: Vida y Enseñanzas, que entrevera aspectos biográficos del maestro con sus métodos de aprendizaje, sumando elementos biográficos de la vida de algunos de sus principales discípulos. Tenemos también una visión interesante de John Bennett, Idiotas en Paris, que es la crónica de los últimos cien días en la vida de G.I. Gurdjieff, reconstruida a partir de los diarios del propio John Bennett y de la que más tarde sería su esposa, Elizabeth Bennett, quienes fueron dos de sus más destacados discípulos. Pero sobre todo, vale la pena destacar la magnífica biografía,  quizá la más completa y veraz, escrita por el británico James Moore: Gurdjieff: Anatomía de un Mito, donde el autor lleva a cabo una exhaustiva investigación y recreación de atmósferas y situaciones clarificando al máximo posible un terreno biográfico muy inestable y complejo que el propio Gurdjieff se encargó de dinamitar, confundir o tergiversar llegando a utilizar, por motivos desconocidos, diversos pasaportes, asignándose distintas fechas de nacimiento y destruyendo al final de su vida muchas cartas y documentos que pudieran ser reveladores de algunos aspectos de su vida o de su identidad. Una leyenda viviente que él mismo nutrió en su propio libro autobiográfico Encuentros con hombres notables, que es la fuente primordial de información a la que acuden sus biógrafos para reconstruir su juventud y sus viajes legendarios con el grupo de Buscadores de la Verdad, pero que, como hemos mencionado, el mismo Gurdjieff desdibuja mezclando una y otra vez datos ficticios con datos reales. Peter Brook, el gran director de teatro y ópera, escritor y cineasta británico, realizó una espléndida película basada en ese libro y con el mismo título: Meetings with Remarkable Men en 1979. La vida de Gurdjieff, su obra y los orígenes del vasto y muy diverso conocimiento, proveniente de las más variadas escuelas y tradiciones orientales que incorporó al correr de los años a sus enseñanzas del Cuarto Camino, están inextricablemente unidas y entreveradas entre el mito y la realidad.

Además de su volumen autobiográfico Gurdjieff escribe el que fuera su primer libro, que nunca publicó en vida y que, tanto él mismo como sus críticos, lo consideran su gran obra:  Relatos de Belcebú a su Nieto. Con un subtítulo revelador: Todo y todas las cosas. Sin duda, su texto más ambicioso en el que abarca el espectro total de sus enseñanzas, las cuales muestra y oculta con pareja intensidad. Tal pareciera que no quiere ser entendido del todo, dificultando la búsqueda del conocimiento para que se aprecie más y estableciendo una analogía con su propia búsqueda. Es esta suprema paradoja que hemos comentado anteriormente la que empapa la totalidad del libro, escrito para iniciados y discípulos totalmente comprometidos. Discípulos que se aboquen con la mayor determinación a explorar en ese territorio lingüístico de la misma forma como él se abocó a explorar por los innumerables territorios escarpados por los que transitó, arriesgando su vida en ocasiones, según cuenta la leyenda, con tal de obtener el conocimiento que buscaba.  Lo escribe primero en armenio y luego en ruso, en varios cuadernos a lápiz durante tres años y luego lo reescribe íntegro. Tarda seis años en concluirlo a su entera satisfacción. En este libro Gurdjieff vuelca todo lo que sabe y todo lo que ha vivido, es la síntesis abigarrada de todas las tradiciones de conocimiento de las que fue abrevando a lo largo de sus periplos por tierras orientales. Lo mismo integra aspectos del budismo tibetano, del sufismo y la yoga, que del cristianismo esotérico, los derviches giróvagos o de los fakires.  Es una parábola simple y oscura, impenetrable en muchos aspectos tanto lingüísticos como temáticos, tanto de enfoque realista como de ciencia ficción, donde un extraterrestre de nombre Belcebú, alter ego del propio Gurdjieff, narra historias y anécdotas a su nieto Hassein mientras le va explicando la historia del universo y de la naturaleza de los extraños seres tricerebrales que habitan el planeta tierra. Escribe otros tres libros más: El Mundo es Real Sólo Cuando Yo Soy, Perspectivas desde el Mundo Real, (un libro elaborado por sus alumnos, con notas y apuntes preservados de memoria); y El Heraldo del Bien que Vendrá, que fue el único libro que publicó en vida.

Naturalmente, los cursos iniciales que impartí se sustentaban en esta obra literalmente fundamental pero, dado su carácter intrincado y, en muchos sentidos, inaccesible, preferí orientarme a la selección e integración de algunos de los conceptos centrales de estas enseñanzas en la magnífica obra de su más conspicuo discípulo que fue el matemático, filósofo y escritor, P.D. Ouspensky. Desde mi perspectiva fue este destacado discípulo quien logró integrar de una manera más estructurada el sistema propiamente dicho de Cuarto Camino. Una versión de lo mismo con su, por supuesto, muy personal interpretación de lo aprendido con Gurdjieff. Son variantes de las enseñanzas con la enorme ventaja de ser mucho más didácticas y metódicas, sin llegar a ser tampoco en este caso, totalmente inteligibles. Cuando Ouspensky conoce a Gurdjieff en 1915, ya había publicado La extraña vida de Iván Osokin, La cuarta dimensión y Tertium Organum. Ya era un escritor formado y un investigador serio. Posteriormente publicaría Fragmentos de una Enseñanza desconocida, Psicología de la posible evolución del hombre, El Cuarto Camino y Un nuevo modelo del universo, que contienen el corpus que me pareció más coherente y mejor presentado en términos lingüísticos, metodológicos y esquemáticos, que resultaban, aún con su enorme complejidad inherente, mucho más accesibles para una audiencia no especializada. Aunque, sin lugar a dudas, también con aspectos inaccesibles o inverificables. Lo mismo ocurrió con el corpus teórico contenido en los cinco volúmenes del Dr. Maurice Nicoll, quien estudió medicina en Cambridge y, más tarde, psicología en París, Berlín, Viena, y Zurich, donde estudió con el Dr. Carl G. Jung. Estos volúmenes, titulados: Comentarios Psicológicos Sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky, constituyen un pormenorizado análisis de muchos de los temas implicados en las enseñanzas. El Dr. Nicoll fue discípulo de ambos, sobre todo de Ouspensky, con quien trabajo casi una década, asumiendo de forma notable sus perspectivas metodológicas más estructuradas.

De igual manera, incluí en los cursos iniciales las obras de autores tan destacados dentro de la tradición de Cuarto Camino como lo fueron los libros de Rodney Collin, El Desarrollo de la Luz y su Teoría de la Vida Eterna, con aportaciones importantes que comentaremos más adelante. También lo fueron, de manera singular, las obras relativas al Eneagrama original, donde encontramos varias aportaciones cruciales: Estudios sobre el Eneagrama, de J.G. Bennett, quien fuera otro de los más destacados discípulos de Gurdjieff; Tipos Humanos: Su Esencia a través del Eneagrama, de Joel Friedlander; y, finalmente, Human Types: Essence and the Enneagram, de Susan Zannos, ambos discípulos de Robert Burton, quien les enseñó la base del sistema a los dos y quien fundó la Fellowship of Friends en 1970 en California. Una escuela de Cuarto Camino basada en las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky que constituyó un engarce crucial entre las aportaciones de Rodney Collin y las contribuciones finales tanto de Friedlander como de Zannos, configurando el corpus más sólido de la propuesta del llamado Eneagrama de la Esencia. Por otro lado, contrastamos también la vertiente de Oscar Ichazo, escritor y científico boliviano, fundador del Instituto de Arica en Nueva York en 1971 y creador del llamado Eneagrama de la Personalidad.

Aquí surge un tema muy interesante en torno al origen de ambos Eneagramas, el de la Esencia y el de la Personalidad, ya que se ha llevado a cabo una célebre y antigua polémica de inextricable complejidad. Esta polémica ha sido abordada de manera brillante por Fátima Fernández Christlieb, quien fuera mi alumna de Eneagrama en 1989, en los cursos que impartí durante varios años en el monasterio benedictino de Santa María de la Resurrección en Cuernavaca, Morelos. En su espléndido libro titulado irónicamente: ¿De dónde demonios salió el Eneagrama?, Editorial Pax México, 2016, la autora lleva a cabo una magnífica síntesis de lo publicado por biógrafos y protagonistas de esta historia y constituye la más detallada y profunda investigación publicada hasta la fecha, aportando ella misma datos muy valiosos, cruciales para su comprensión y dilucidación. En consecuencia, para facilitar la documentación al respecto en esta Bibliografía Explicada he optado por acudir a su fuente como referencia central en este tema, ya que incluye de manera ordenada a todas las demás, dando de esta manera una visión encuadrada en la perspectiva de este libro  que concuerda, casi punto por punto, con la información que he venido compartiendo de manera presencial y virtual con los alumnos de semiología, no solo en lo respectivo al Curso Tres: Heptagrama: Vocación, Polaridad y Empatía; sino, sobre todo, en la investigación compartida desde hace muchos años, de manera sistemática, con los estudiantes del Colegio de Consultores y Comunicadores de Semiología de la Vida Cotidiana a partir de la fundación de dicho Colegio en septiembre de 2010, es decir, seis años antes de que Fátima Fernández Christlieb publicara su libro. No obstante esta interesante y significativa coincidencia, del todo inevitable ya que es el mismo tema de investigación, es preciso enfatizar, sobre todo de cara a los alumnos certificados de Semiología de la Vida Cotidiana que me han preguntado al respecto, que la autora lleva a cabo su propia investigación de manera genuina e independiente, y la realiza de una manera no solo profesional, sino realmente brillante. En consecuencia, me referiré a su libro en repetidas ocasiones.

Con respecto a la vida de Oscar Ichazo y su relación con el Eneagrama, Fátima Fernández Christlieb señala lo siguiente, cito in extenso dada la relevancia de la información, paginas 172 y siguientes:

“Según su propio relato, en el norte de Cachemira y en el sur de Irán estudió Tantra, así como sufismo en el Pamir. En esta meseta ubicada en el Tayikistán estuvo también Gurdjieff en otro momento. Narra Ichazo que a finales de los años cincuenta del siglo XX, cuando él estuvo ahí, había tres casas llamadas “el monasterio” que ya desaparecieron. “Ahí se enseñaba conocimiento real”, dice. Y añade: “Padmasambhava, el fundador del budismo tibetano, vino del Pamir y si se examinan las teorías de Padmasambhava se verá que están muy cercanas a la tradición sufí y de Zoroastro”. Quien asiste a Ichazo para hacer el viaje a la meseta del Pamir son unos musulmanes jemaluddin que conoce en Kabul.

En 1987, cansado de escuchar y leer versiones sobre el origen del símbolo, escribe: “No sé qué términos voy a usar para decirle a esta gente que, en efecto, yo no recibí los eneagones de alguien -por decir alguien- o que me lo prueben. Me llegaron, 108 en total, como una visión, mostrando sus relaciones internas con una absoluta claridad, en 1954, en Santiago de Chile”. (Ichazo, 1988:70). En todo caso, él ya había conocido el símbolo del Eneagrama en el grupo donde se estudiaba a Ouspensky.

Es preciso aclarar que Ichazo llama Eneagones a los símbolos aplicados a diferentes aspectos de la naturaleza, del cosmos o de la psique humana. Uno de ellos, el que comúnmente se conoce como Eneagrama de las personalidades, es para Ichazo el eneagón de la fijación del ego. (…)

Cuando tenía 60 años de edad, Ichazo redactó un documento de 49 cuartillas en el que afirma que en la obra de Gurdjieff no hay una sola idea original. Para sustentarlo hace un recorrido por las tradiciones filosóficas y espirituales en las que se encuentran las ideas que expone Gurdjieff y sus alumnos. Hace gala de su erudición mostrando que reconoce las ideas de los magos caldeos, los diálogos de Platón, las reminiscencias védicas, las doctrinas de los estoicos, el Bhagavad Gita, las obras de Aristóteles y Plutarco, así como la Filokalia ortodoxa. Este documento lo redacta en respuesta a una ex alumna de Naranjo, quien afirma que Ichazo tomó su sistema de Gurdjieff y que los nuevos autores del Eneagrama le han dado las bases científicas que requería.

No hay duda de que Oscar Ichazo fue en su juventud un gran buscador que incursionó en muy variadas tradiciones y que después estudió bien a Gurdjieff. Lo que su biografía deja claro para lo que aquí nos importa, o sea, para la historia del Eneagrama, es el hecho de que conoció la enseñanza de Gurdjieff antes de ir a Arica para las sesiones de trabajo con Naranjo y compañeros. El símbolo ya había aparecido en Occidente, los libros de Ouspensky ya circulaban en el mundo intelectual. Lo que el símbolo no contenía era el sistema de lo que él llama las nueve fijaciones del ego, ni los eneagones de las pasiones, virtudes, trampas e ideas que aparecen en sus escritos. Eso fue aportación suya inspirada, como él mismo lo ha dicho, en la obra de Raimundo Lulio.

En una entrevista realizada por Andrea Isaacs y Jack Labanauskas, Ichazo narra que en la biblioteca heredada de su abuelo, en un libro de Raimundo Lulio, encontró el sello caldeo o el símbolo del Eneagrama. La lista de vicios, con sus virtudes equivalentes, se encuentra en las ideas o exposiciones de los padres y doctores de la Iglesia católica apostólica romana, como Agustín de Hipona o Tomás de Aquino. Lo que hace Lulio, para efectos nemotécnicos, es colocarla en la circunferencia con la estrella de nueve picos. Los diagramas de Lulio tienen una estrella completamente simétrica, mientras que el símbolo del Eneagrama tiene una hexada que lo hace diferente. La aportación de Ichazo consistió en colocar una parte del contenido cristiano en el símbolo caldeo, incorporando los movimientos que también tiene la escuela de Gurdjieff, es decir, estudiando cómo entra la conciencia a producir un cambio, cómo al romper la mecanicidad de los actos cotidianos el organismo genera mutaciones en sus componentes y con ello da pasos hacia una evolución del ser. (…)

Además de sus variadas tesis, para el efecto que nos ocupa lo que aparentemente conjugó Oscar Ichazo fue la vieja herencia de los magos caldeos custodiada por las iglesias ortodoxas de Oriente, con aspectos rescatables del cristianismo medieval apostólico romano, todo ello en el símbolo del Eneagrama”. (Hasta aquí la cita de Fernández F. Op cit.) 

Lo que resulta evidente en toda esta historia de los orígenes del Eneagrama es que, tanto Gurdjieff como Ichazo son dos portentosos integradores de mosaicos culturales de distintas tradiciones que se pierden en la noche de los tiempos. Ambos lograron concretar sus respectivas propuestas y crear escuelas que dieron seguimiento a sus distintos lineamientos. No obstante, resulta evidente también que dentro de esta maraña de tradiciones e influencias laberínticas, Gurdjieff es el punto de convergencia de  las dos escuelas, es decir, es él quien traslada a Occidente en época moderna el símbolo del Eneagrama y da la información inicial a partir de la cual se desarrollan los dos modelos independientes: por un lado, el Eneagrama de la Personalidad creado por Oscar Ichazo y desarrollado por varios de sus discípulos con variantes y aportaciones significativas, entre otros, Claudio Naranjo y, en la misma línea de continuidad, su discípula Helen Palmer.  Y por otro lado, el Eneagrama de la Esencia, propuesto por Gurdjieff en primer término y desarrollado ulteriormente por los discípulos de Gurdjieff que lo llevan a otra dimensión evolutiva, señaladamente P.D. Ouspensky, Maurice Nicoll, Rodney Collin, Robert E. Burton, Joel Friedlander y Susan Zannos, cada uno imprimiendo su muy particular punto de vista y agregando el resultado de sus propias observaciones y trabajos de investigación, tanto teórica como práctica. Podríamos incluir muchos más autores y libros, pero estos que hemos mencionado hasta el momento fueron la base sobre la cual se asentó la formulación inicial. Existen innumerables ediciones de muy diversas casas editoriales sobre estos libros y sus respectivas traducciones a varios idiomas, de modo que ya cada lector elegirá las ediciones de su preferencia. Por mi parte, el objetivo central radica en la reconstrucción del corpus bibliográfico fundamental que estableció el contexto de trabajo de los cursos iniciales.

Por lo que corresponde a Gurdjieff, cuyo gran mérito, entre otros muchos, como ya mencionamos, fue el de dar a conocer el símbolo del Eneagrama en Occidente, constituye de suyo un centro neurálgico de información. “Durante veinte años viaja por Egipto, la India, el Tíbet, Afganistán, la región del Cáucaso, los alrededores de Tiflis, en lo que hoy es Georgia, los monasterios que aún se encuentran al sur del Mar Negro y en la meseta del Palmir, situada en lo que ahora es Tadzhikistán, tierra alta de donde arrancan algunas cordilleras como la del Hindu Kusch que cruza las fronteras de Afganistán, Pakistán, China y Kirguistán. En 1896, según relata otro de sus biógrafos, fue a Creta buscando los restos de la hermandad Imastun y fue patrocinado por una sociedad espartaquista griega. Todo indica que en este lapso encontró maestros y comunidades de distintas tradiciones con los que también convivió.

De joven conoció Estambul, Jerusalén, Alejandría, Abisinia, Etiopía, lugares que contribuyeron a abrir su mente, aunque fueron los viajes que realizó por Asia Central durante la última década del siglo XIX y la primera del XX, los que definieron su actividad principal y su trascendencia hasta la actualidad”. (Fernández, F. Op cit., p. 140).

Gurdjieff lleva a cabo una portentosa recopilación de información de las más distintas tradiciones culturales que va ensamblando poco a poco, trabajando con muy distintos maestros y participando en muy distintos grupos de escuelas y monasterios, pero sin dar nunca las referencias exactas o las fechas precisas o, incluso, los nombres de con quién trabajó, inventando en ocasiones referencias para dar pistas falsas de su recorrido y aprendizaje. Fue generando su propia leyenda en vida de una manera deliberada. En Fragmentos de una Enseñanza Desconocida: En Busca de lo Milagroso, Hachette, Buenos Aires, 1977, pp. 62, 63, P.D. Ouspensky, señala al respecto lo siguiente:

“En todas las historias que él contaba sobre sí mismo había muchos elementos contradictorios y poco creíbles. Pero ya me había dado cuenta de que no podía esperar de él nada ordinario. Él no se dejaba reducir a ninguna de nuestras medidas.

Con él no se podía estar seguro de nada. Hoy podía decir una cosa y mañana otra totalmente diferente, sin que en un sentido nunca se le pudiera acusar de contradicción; había que comprender y que descubrir el lazo que unía el todo.

Hablaba muy poco y siempre de una manera evasiva acerca de las escuelas mismas y de los lugares donde había encontrado el conocimiento que indudablemente poseía. Mencionó monasterios tibetanos, el Chintral, el Monte Athos, escuelas sufíes en Persia, en Bokhara y en el Turquestán Oriental; también citaba derviches de diferentes órdenes que había conocido, pero sin dar jamás datos precisos”.

Un verdadero enigma su identidad, sus recorridos y las fuentes de su información, dentro de la cual se encuentra no solo el símbolo del Eneagrama sino sus danzas sagradas y sus esquemas de conocimiento. La polémica al respecto es múltiple y no es aquí, en esta Bibliografía Comentada el espacio para explorar dicha polémica. En todo caso, baste de momento señalar el contexto y apuntalar el espacio para futuras investigaciones sobre los orígenes precisos del Eneagrama.

Lo que sí parece incontrovertible es que “existe un Eneagrama Sufí de origen Naqshbandi, pero eso no significa que sea el mismo Eneagrama que se usó en la escuela de Gurdjieff. De acuerdo con uno de sus biógrafos, la aplicación del Eneagrama que Gurdjieff enseñó en 1916 a sus grupos de Moscú y Petrogrado fue “un modelo dinámico para sintetizar en los niveles del macroscosmos y del microcosmos su Ley de Tres y su Ley de Siete. Después en Fontainbleu en 1922, coreografió y enseñó la primera de esas danzas sagradas… como un símbolo moviéndose” (Moore, 1993: 344), como veremos más adelante, los alumnos directos dan cuenta de esas dos leyes y de las danzas. No se trata de las de los sufíes derviches giróvagos, sino de otras descritas según lo que ocurrió en ese viaje de Gurdjieff al monasterio Sarmouni: “En un patio lateral, llamado Patio de las Mujeres, jóvenes sacerdotisas-bailarinas aprendían danzas sagradas. Dos veces al día, quienes vivían en el segundo y tercer patio se reunían para tomar parte de las danzas sagradas de las sacerdotisas y en la música sagrada del Sarmung. Las sacerdotisas aprendían desde la infancia, danzas de miles de años de antigüedad; cada una de las danzas era una especie de transmisor de señales corporales muy complejo que transmitía, a aquellos que podían leer aquella simbología coreografiada, ‘una u otra verdad’ codificada en la danza en época antediluviana” (Moore, 1993: 85).

Aquí ya el Eneagrama se remite a una existencia de miles de años y se pierde en la noche de los tiempos. Como señalé en el Tercer Ciclo Escolar, Asignatura: Heptagrama del Troco Común en el Colegio de Consultores y Comunicadores en Semiología de la Vida Cotidiana, 2011, Alfonso Ruiz Soto, Sesión Inaugural, láminas 23 a 25, resulta “extraordinariamente importante comprender que el Eneagrama de los nueve rasgos de la Personalidad y, posteriormente, el Eneagrama de los siete tipos de la Esencia, finalmente denominado en Semiología de la Vida Cotidiana, con mayor propiedad y coherencia interna <Heptagrama>, surgen dentro de este contexto, partiendo inicialmente de la Tradición Oral y desembocando finalmente a la Tradición Escrita. Y es, precisamente con el Sufismo, que constituye la rama mística del Islam, donde aparece de manera indubitable el núcleo de esta enseñanza.

No obstante, tiene orígenes mucho más remotos, aunque imprecisos. Nosotros abordaremos la ruta de estos orígenes ancestrales para abrir la puerta a futuras investigaciones, que ya habremos de realizar, a su debido momento, en el Centro de Investigaciones Semiológicas de la Vida Cotidiana.

La fuente remota más fidedigna, anterior a la tradición Sufí, la encontramos en Pitágoras, filósofo y matemático griego que nace en la Isla de Samos hacia el año 578, a.C., y muere en Metaponto, en 495 a.C., teniendo cerca de 83 años. Fue contemporáneo de Buda, Confucio y Lao Tsé, fundadores de importantes religiones orientales. Su biografía está enmarcada en la leyenda y poseemos pocos datos que puedan considerarse fidedignos. No obstante, en términos genéricos puede señalarse que vivió la primera parte de su vida en Samos para, posteriormente, viajar a Mileto, Fenicia y Egipto, donde se le atribuye haber estudiado los misterios, así como geometría y astronomía, estableciendo una relación importante con las enseñanzas de Hermes Trismegistus. Huye de la tiranía de Polícrates y se establece en la Magna Grecia, en Crotona, donde funda su famosa escuela de carácter científico-matemático y místico-filosófica hacia el año 525. A él se le atribuye la invención de la palabra filosofía: Amor por la sabiduría y Matemática: Lo que se aprende”.

Según nos refiere David Hernández de la Fuente, doctor en filología clásica y sociología, especializado en religión griega, antigüedad tardía e historia del platonismo, en su excelente libro Vidas de Pitágoras, según Porfirio, Jámblico, Diógenes Laercio, Diódoro de Sicilia y Focio de Constantinopla, Atalanta, España, 2011, págs.. 21-22: “En el mundo occidental, la primera figura de hombre divino de la que tenemos noticia, que supo reunir a su alrededor una secta doctrinal de este tipo, fue, sin duda alguna, Pitágoras de Samos. Pitágoras fue un sabio, científico, sacerdote y político al que desde antiguo se le aplicó la consideración de <divino> (theios) con preferencia frente a cualquier otra. Pero, más allá de la noción capital de hombre divino, la influencia ejercida por este personaje y sus doctrinas en la historia de las ideas es enorme. Se le atribuyen invenciones en todos los campos del saber: como un auténtico descubridor (protos heuretés) de toda la sabiduría humana, Pitágoras parece un ser a medio camino entre los hombres y los dioses, un Prometeo que acerca a los mortales el fuego del progreso. La matemática, la astronomía, la filosofía, la retórica, la política, la adivinación, la medicina, la religión; nada escapa a este sabio primordial al que tradicionalmente se ha adjudicado la invención de un famoso teorema matemático, las escalas musicales y algunas teorías astronómicas sobre el movimiento de los cuerpos celestes”. David Hernández de la Fuente nos abre así las múltiples dimensiones e implicaciones del conocimiento de este ser cuya identidad colinda con la leyenda.

Por su parte, Fátima Fernández Christlieb señala que “Pitágoras conoció las enseñanzas de los magos caldeos, sí, pero también aprendió geometría y rituales en Egipto, y se acercó a numerosos maestros y seres de conocimiento en Palestina, el Indostán y Creta. Lo que Pitágoras enseñó fue toda una cosmogonía, en la cual las matemáticas jugaban un papel central para mostrar, entre otras muchas cosas, que la constitución y las acciones de las personas se regían por leyes similares a las del universo”. (Fernández F, Op cit, p.54). Y aquí tenemos ya una clarísima alusión a la estructura profunda del Eneagrama y a la vinculación analógica entre los astros y las personas, lo que más tarde se transformaría en la relación entre la astronomía y la endocrinología.  Por su parte, Mary Horsley nos advierte que: “No existe ninguna talla antigua con un símbolo del Eneagrama, pero se cree que cuando Pitágoras enseñaba en la antigua Grecia cómo dominar el cuerpo, las emociones y la mente por medio del silencio, el ascetismo y la disciplina, incluía el uso de un símbolo eneagrámico. En ese tiempo era común emplear figuras geométricas en la enseñanza, y se creía que los números tenían significados místicos. Se piensa que el Eneagrama es el noveno de los <diez sellos de Pitágoras>, y representa el nivel más alto de desarrollo que es capaz de alcanzar la humanidad (el décimo representa a Dios)”. (Mary Horsley, “Eneagrama del Espíritu”, Panamericana Editorial, Colombia, 2009, p. 13).

Aquí estamos ya en el terreno de las especulaciones y probabilidades donde se entrelazan diversos contextos de significación que se difuminan en la noche de los tiempos. Al respecto, Fátima Fernández Christlieb, (Op. cit., pp. 36 y 37), señala lo siguiente:

“Si los conocimientos y las prácticas que dieron origen al Eneagrama tienen antecedentes en fuentes caldeas, es altamente probable que todo ello haya caído en manos de sectas gnósticas o sociedades secretas que, como dice Randall Collins, defendían las muchas versiones del hermetismo primitivo. Este autor afirma que la estructura de los grupos gnósticos y ocultistas puede inferirse a partir de la proliferación de manuscritos y pseudónimos que pretendían representar el antiguo saber de Hermes Trismegisto, de Pitágoras, de los caldeos (sacerdotes babilónicos) o de los egipcios. La forma y el contenido de los textos implica la existencia de toda una serie de pequeños grupos secretos basados en la transmisión de un maestro reverenciado a los iniciados. Estos grupos secretos y por lo general pequeños, aparecen en la historia de la humanidad siempre que algo se institucionaliza, sea una Iglesia, sea un culto o una tradición filosófica. Rastrearlos representa un problema para fines de documentación histórica y no queda más que plantear hipótesis mientras se descubren las evidencias tangibles”.

Estos fascinantes planos superpuestos, desde las evidencias tangibles de lo que realmente conocemos hasta las meras suposiciones de la especulación histórica, las he venido compartiendo con mis alumnos de Semiología de la Vida Cotidiana, primero en los Cursos Presenciales y posteriormente en los Cursos en Línea y en el Colegio de Consultores y Comunicadores desde 2011, en este diagrama que muestra, de manera sintética, estas y otras fuentes de rastreo en la integración del Eneagrama desde sus orígenes hasta nuestros días:

        COPIAR MAPA GENEALÓGICO DEL HEPTAGRAMA

(Sacarlo de la Asignatura Tres. Heptagrama, Sesión 3, lámina 02).

 Hasta aquí hemos mencionado solo ciertos orígenes y tradiciones, pero este símbolo se ha ido desarrollando y desdoblando desde sus inicios en muy variadas formas y con muy distintos objetivos, mismos que hemos presentado en la asignatura relativa al Tercer Ciclo Escolar del Colegio de Consultores y Comunicadores en Semiología de la Vida Cotidiana, entre otros: El Eneagrama de la Identidad Yo soy; el de las Fijaciones del Yo (o del Ego); el de las Trampas; el de las Pasiones; el Eneagrama Empresarial; el Eneagrama de La Sociedad; el de las Ideas Santas; el de las Virtudes; el Eneagrama Planetario; el de La cocina como un cosmos; hasta llegar al   Eneagrama de La Esencia con predominio del modelo planetario, del cual nos nutrimos directamente y nos decantamos desarrollando el Heptagrama Total: Polaridad, Vocación y Empatía de Semiología de la Vida Cotidiana.

De esta manera, resulta claro que el Eneagrama no surgió en un lugar específico como un producto terminado que se haya transmitido de generación en generación sin variaciones, sino que ha sido un símbolo múltiple y dinámico que ha pasado por muchas tradiciones, generaciones y autores que lo han ido transformando y adaptando según diversos patrones culturales y descubrimientos científicos, hasta llegar a los Eneagramas de hoy en día donde, una más de esas adaptaciones y transformaciones lo constituye la propuesta creativa de Semiología de la Vida Cotidiana, donde llevamos a cabo una transformación y ampliación de aspectos cruciales del sistema vinculándolo a la Huella de Abandono y otros elementos de la noción de persona del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, dando como resultado un heptagrama holográfico y multidimensional.  Naturalmente, el símbolo, las formulaciones y los diversos objetivos continuarán multiplicándose y cambiando con el paso del tiempo, ya que se trata de un proceso cultural de un dinamismo extraordinario que ha prevalecido a lo largo de los años.

Ahora bien, esta Bibliografía Comentada constituye el contexto idóneo para proporcionar la explicación de por qué nos alineamos a la tradición del Eneagrama de la Esencia de la escuela de Gurdjieff y no al Eneagrama de la Personalidad de la escuela de Oscar Ichazo. Y por qué modificamos la nomenclatura de las tipologías e incluso el nombre del mismo, designándolo, según hemos referido con anterioridad Heptagrama Total: Polaridad, Vocación y Empatía.

Como ya señalé en la Asignatura correspondiente al Tercer Ciclo Escolar, Heptagrama, en el Colegio de Consultores y Comunicadores, 2011, Alfonso Ruiz Soto, sesión 3, láminas 18 y 19. “La Semiología de la Vida Cotidiana propone un modelo de síntesis de las dos tradiciones, partiendo del Eneagrama de la Esencia y vinculándolo con el Eneagrama de la Personalidad, vía la estructura de la Huella de Abandono y el Imaginario en cada uno de los tipos. Aquí es imprescindible discernir entre los dos Eneagramas. El Eneagrama de la Personalidad se construye con base en nueve rasgos adquiridos que han sido modificados por diversos autores, asumiendo diversas perspectivas y objetivos a lo largo de su evolución; mientras que el Eneagrama de la Esencia se construye con base en las distintas tipologías genéticas generadas por el sistema endocrino, vinculado a la influencia de la radiación planetaria -como lo enfatiza su nomenclatura-, formando parte de la naturaleza innata de los individuos”. Esta hipótesis de trabajo que precisará más adelante de una profunda investigación y dilucidación tanto en el campo de las investigaciones genéticas, endocrinológicas y astronómicas, según marque la pauta de los tiempos, para poder ponderarla y fundamentarla con el alcance y detalle que requiere dada su descomunal importancia. Por supuesto, hay aquí un campo abierto a investigaciones futuras que incidirá, sin lugar a dudas, en las aportaciones que se lleven a cabo en todo lo relativo a la llamada Teoría del Campo. Pero es importante no relegarla del todo y mantenerla como una hipótesis de trabajo en el trasfondo de esta visión, dada la contundente aplicación práctica ratificada en miles de personas a lo largo de los años.

No obstante, desde el planteamiento original descarté el Eneagrama de la Personalidad ya que está constituido por nueve rasgos adquiridos que fueron ubicados originalmente dentro del símbolo de la estrella con nueve puntas por razones nemotécnicas, para facilitar su aprendizaje y memorización,  pero  no por razones de índole estructural profunda y, en consecuencia, no  constituyen un sistema integral sino que son propiamente un catálogo de posibilidades subjetivas, mismo que podría variar y estar constituido por once o catorce o siete o cinco rasgos; y que su razón de ser nueve era por el número de puntos de la estrella. Por otro lado, podrían ser esos nueve rasgos u otros nueve rasgos diferentes, sin que hubiera una razón definitiva para que fueran precisamente esos nueve rasgos que son, lo cual le confieren una naturaleza aleatoria e inestable.

“La propuesta de Semiología de la Vida Cotidiana es la de implementar al máximo las posibilidades dinámicas, intrínsecas al propio modelo: Corrimientos, Equilibrios y Complementos, estudiados desde la perspectiva del Eje Diacrónico, lo cual permitirá lograr la máxima plasticidad del modelo en perfecta concordancia con la noción semiológica de una Conciencia Holográfica y Multidimensional”.  (Ruiz, A. Colegio de Consultores y Comunicadores, Tercer Ciclo Escolar: Heptagrama, Sesión Tres, Lámina 20).

En estos Orígenes Remotos, relativos al surgimiento del Heptagrama y a las distintas tradiciones de conocimiento que se engloban en las enseñanzas de Gurdjieff, encontramos lo que constituyó la base inicial del protomodelo educativo, en relación con la lectura cotidiana del código genético que estudiamos en Semiología de la Vida Cotidiana y que, naturalmente, como todo proceso vivo, ha ido evolucionando a lo largo de estos treinta y seis años de ejercicio vocacional. Y continuará evolucionando al ritmo que marquen los nuevos descubrimientos y aportaciones científicas vinculadas con el código genético y el sistema endocrino, dos campos fascinantes abiertos a la investigación especializada vinculados con el Heptagrama.

Evolución Posterior.-

Ahora pasaremos a comentar, precisamente, la evolución posterior y cómo fue transformándose en su actual versión. Ya señalé que mi aproximación a Cuarto Camino se llevó a cabo desde una perspectiva singular de selección crítica donde ciertos aspectos fundamentales de estas enseñanzas fueron incorporados y otros no. Este criterio selectivo se debió al propósito central de la propuesta que yo había venido elaborando con una perspectiva diametralmente opuesta a los métodos de enseñanza y comunicación desplegados por Gurdjieff y sus discípulos, proyectándose ahora de una manera abierta y radial para todas aquellas personas, adolescentes y adultos,  que se consideraran así mismos  aptos para asimilar la propuesta, que mostraran interés y fueran capaces de darle seguimiento a los cursos seminales a través del tiempo de una manera consistente. Una propuesta elaborada con una metodología bien estructurada, en un lenguaje distinto: claro, contemporáneo y con ejemplos prácticos de vida cotidiana.

La Concepción Teórica:

Esta concepción la he descrito ya en mi libro Estructura del Universo Literario: 1. Fundamentos de la Teoría, en el Post-Scriptum Semiológico titulado: Orígenes del modelo educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, páginas 129 y siguientes. El libro fue publicado originalmente por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, en su colección Material de Lectura, Serie Ensayo, núm. 6, en 1986; y reeditado por Semiología Editores, SA de CV, en el 2016, donde se agrega el Pos-Scriptum Semiológico, mismo que reproduzco en una versión cuasi literal, levemente modificada, pero preservando en lo fundamental el fraseo de esta explicación crucial del proceso evolutivo del modelo.

En este texto señalo que la visión del Modelo Teórico, tal cual, sustentado en una estructura intelectual profunda -aunque todavía como una oscilante y remota posibilidad-, surge hace más de 36 años, cuando llevaba a cabo mis estudios de doctorado en letras en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Fue allí, a través de los seminarios de estudio y discusión; en las clases o conferencias, elaborando ensayos de análisis literario o expurgando textos leídos y releídos con meticulosidad tenaz, cuando surgió en mi conciencia la posibilidad de aplicar una metodología similar a las personas, de tal manera que pudieran llegar a conocer sus procesos internos de significación: pensamientos, emociones y sensaciones, con la misma precisión y lucidez con la que llegábamos a conocer las implicaciones significativas de tal o cual personaje de un poema épico o de una novela romántica o de un cuento policiaco. Fue allí cuando pensé, por primera vez, que de la misma manera como decodificábamos textos de autores clásicos, modernos o contemporáneos, desde una perspectiva diacrónica o sincrónica, podríamos decodificar «personas», semiológiamente hablando, como procesos significativos desplegándose en el tiempo.

Sí, de la misma manera como articulábamos la lectura de ‘actantes y funciones’, articularíamos la lectura de ‘individuos y acciones’; dentro del flujo de la estructura narrativa que configuraban los destinos particulares de cada quien, de cada persona ‘leída’ como un personaje histórico, en su correspondiente contexto de significación y esfera de acción: su principio de realidad.

La vida introyectada como una novela, como una narrativa que se va escribiendo conforme se va viviendo. O se va reescribiendo conforme se va recordando. Procesos de significación que se transforman hacia adelante o hacia atrás, generando horizontes de posibilidades significativas, pero siempre desde la página en blanco del instante presente, en plena conciencia. Un poema vital.

Así surgió, arrasadora, la fascinación de poder implementar instrumentos de reflexión y análisis que le permitieran a las personas –prácticamente a cualquier adolescente o adulto-, llegar a descubrirse a sí misma por medio de su propia experiencia cotidiana, simplemente observándose y estudiándose en medio de la actividad diaria, pero dentro de la configuración de un contexto significativo, lúcido; y a través de un modelo de referencia que fuera realmente esclarecedor y accesible.

Fue una visión impactante que me sedujo desde sus inicios. La posibilidad de generar, por analogía, un sistema de conocimiento donde una persona pudiera <leerse> a sí misma y pudiera <decodificarse>. Esto implicaba reestructurar la significación de su actuar, transformar el sentido profundo de su biografía y lograr la más plena reconciliación consigo misma. Una reconciliación realmente significativa.

Sin la menor duda, algo abismalmente atractivo: crear las condiciones propicias para que las personas pudieran transformar el sentido de sus propias vidas. Ya no era simplemente abrir las posibilidades significativas de los textos, sino abrir las posibilidades significativas de los seres humanos. Realmente fascinante.

El sistema podría aplicarse a las personas en la vida diaria, lo mismo que se aplicaba a los personajes de una novela histórica –asumida como un espejo circular de la realidad-, que están viviendo su propia biografía en el espacio simbólico del texto. Cierto: si podíamos hacer semiología de la literatura y decodificar con claridad las estructuras significativas más complejas de una narración, lo mismo podría hacerse con la vida misma y las personas. En efecto, no solo las novelas realistas, históricas o costumbristas, se parecen a la vida y sus personajes a las personas; sino que el fluir de la vida misma, con su estructura temática, sus personajes y peripecias, se parece, naturalmente, a las novelas que se construyen de manera deliberada como una dúplica de la vida misma: un espejo frente a otro. Personas y personajes, historias y biografías, actantes y funciones. Una equivalencia muy sugerente…

Así como se decodifica un texto dentro de su propio contexto de significación, y se redacta un ensayo confiriéndole una nueva existencia discursiva; toda persona podría reescribir las nuevas posibilidades significativas de su propia historia sobre la página de una conciencia esclarecida.

Este era un objetivo portentoso: toda persona tendría la capacidad de reconstruir la significación de su pasado y su futuro desde su propio presente; y lograr una coherencia interna total: una perfecta paz.

Si se pueden desentrañar los sentidos profundos implicados en la polivalencia semántica de novelas, poemas, obras dramáticas o películas cinematográficas; se podría leer la vida de cualquier persona, desentrañando los sentidos más intrincados y profundos, implicados en la polivalencia semiológica de sus acciones en la vida cotidiana. Todo consistiría, en última instancia, en la creación de horizontes de posibilidades significativas. Algo que cambiaría el sentido potencial de nuestras vidas, permitiéndonos el máximo ejercicio de libertad y creatividad, donde cada quien se responsabilizaría de su propio universo de significación. Una genuina revolución educativa.

Por aquel entonces yo no sospechaba, ni remotamente, que aquella intuición inicial marcaría mi vida de por vida. Se convertiría en un destino manifiesto, sostenido, que me llevaría a la elaboración paulatina de un modelo que absorbería la totalidad de mi tiempo y mis capacidades durante más de tres décadas de trabajo a fondo. Tres décadas en las que el modelo iría desplegándose y transformándose, pasando por muy variadas etapas de elaboración semiológica, decodificando muy distintos autores y corrientes, tanto orientales como occidentales, generando, poco a poco, un espacio de nuevas perspectivas de significación en la vida cotidiana.

Un espacio siempre fiel a la visión inicial que prevalece hasta el día de hoy: configurar un sistema dinámico, abierto, flexible, con una capacidad inherente de actualización, sin dogmatismos, ni fanatismos, ni proselitismos de ninguna índole; que permitiera de una manera viable y concreta, el más pleno desarrollo de conciencia de las personas, para elevar la calidad de su vida cotidiana, para que cualquier individuo que recibiera los beneficios de este modelo educativo, lograra catapultarse, desde su propio escenario interno de significación, a la consecución de objetivos de vida personales, familiares, laborales y sociales que jamás habría podido ni siquiera imaginar antes de este magnífico y significativo descubrimiento de su propio ser. Un horizonte de posibilidades significativas abierto para todos, contribuyendo de esta manera a la restitución del tejido social.

No cabía duda, este sería nuestro objetivo profundo, lo que nunca nadie nos enseñó: educación para la vida: el conocimiento del ser para la realización del ser.

Un Golpe de Timón: La Semiología Aplicada.-

La visión total, con todas sus posibilidades de ampliación y aplicación, era que el Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, fuera un sistema paralelo de educación permanente. Una realidad educativa muy distinta a la propuesta por Gurdjieff y sus discípulos. En consecuencia, fui adaptando paulatinamente los postulados de Cuarto Camino y de la Psicología Transpersonal a este objetivo didáctico específico. Poco a poco fui decantando y adaptando las enseñanzas de una y otra corriente, complementando los huecos que advertía en sus respectivos sistemas, hasta que fue verdaderamente imposible continuar sustentando los cursos en ambas perspectivas. Decidí asumir, entonces, la primera gran transformación, adaptando los cursos a la metodología y a la perspectiva que había venido implementando de una manera subyacente en la impartición de los cursos: la Semiología.

En efecto, mi labor había sido la de un semiólogo profesional, que eso es lo que realmente soy, decodificando las enseñanzas de Cuarto Camino, hasta hacerlo plenamente comprensible a un público no especializado de adolescentes y adultos, dentro del contexto de la Psicología Transpersonal. Esta decantación conllevaba un homenaje implícito y explícito, que siempre he rendido al sistema de Cuarto Camino, utilizando algunos de sus postulados que se han comunicado abiertamente a grandes audiencias a través de sus publicaciones, pero haciendo una formulación paralela, con otra visión y terminología, para dejar intacta la tradición de estas enseñanzas y no distorsionar sus postulados, lo cual me parecía de un respeto fundamental. No me interesaba hacer evidente lo que a mí me parecía incompleto, contradictorio o inviable en algunas de sus hipótesis de trabajo. Me interesaba proponer una nueva visión que, aunque sustentada en algunos de sus principios universales, mismos que Cuarto Camino tomó de otras tradiciones de conocimiento igualmente universales, como el Budismo, el Sufismo o la Yoga, formulara en un lenguaje común que incorporara información científica contemporánea, misma que no estaba disponible en la época de Gurdjieff y Ouspensky, como las aportadas por el reciente descubrimiento del Genoma Humano, las Neurociencias, la Física Cuántica, la Resonancia Mórfica, la Epigenética, la Teoría del Campo y el Paradigma Holográfico, entre muchas otras contribuciones recientes pero, sobre todo, las trascendentales contribuciones de la Semiología como la avizoró Ferdinand de Saussure en su Curso de Lingüística General, Editorial Losada, Buenos Aires, Decimonovena edición, 1979, p. 60:

<La ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social>.

Esta escueta y elegante definición, es la de un visionario que avizoró una nueva ciencia, todavía en gestación, que generó una auténtica revolución cognitiva. La visión del universo como un universo de significación donde existe un permanente intercambio de signos que se decodifican, se postulan y se interpretan de manera incesante en el seno de la vida social. Es una definición espléndida que abarca todas las posibilidades significativas del universo.

Dentro de las alternativas culturales de aquellos años que se planteaban en la doble perspectiva de la semiología de Saussure, o la semiótica de Pierce, decidí decantarme dentro de la tradición del lingüista suizo y elegir el término y la visión Saussureana de semiología que daba la que me parecía la más amplia y pertinente  definición, aunque ambos términos han venido utilizándose dentro de la tradición de los estudios lingüísticos prácticamente como sinónimos, según lo expone la maestra Helena Beristáin en una investigación realizada en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su espléndido Diccionario de Retórica y Poética, publicado por la Editorial Porrúa, Novena edición, Segunda reimpresión, México, 2010, en la página 453, donde menciona que: “Semiótica y Semiología, se emplean, en general, como términos sinónimos que nombran la joven ciencia interdisciplinaria que está en proceso de constitución y que contiene, por una parte, el proyecto de una teoría general de los signos -su naturaleza, sus funciones, su funcionamiento- y por otra parte un inventario y una descripción de los sistemas de signos de una comunidad histórica y de las relaciones que contraen entre sí. Los sistemas de signos son tanto lingüísticos como no lingüísticos. Estos son, por ejemplo, la señalización ferroviaria, vial, marítima, fluvial, el alfabeto de los sordo mudos, los rituales simbólicos, los protocolos, las insignias, etc. Inclusive algunos teóricos como BARTHES y ECO, consideran que todos los fenómenos de la cultura pueden ser observados como sistemas de signos cuya función es vehicular contenidos culturales, por ejemplo, el culto, la moda, la etiqueta, el maquillaje, las fiestas, los juegos, la arquitectura, etc.

Los códigos más importantes son los códigos sociales, y en primer lugar está el de la lengua, pues sólo a través de él funcionan los otros códigos. Todo lo que se expresa mediante otros códigos (como el de la cibernética, o los códigos científicos de la química y de las matemáticas) pasa necesariamente por su recodificación en la lengua. Solo a través de la lengua nos relacionamos con el mundo; solo a través de ella pensamos, asumimos nuestras experiencias, formulamos conceptos y nos comunicamos.

A partir de la lingüística Ferdinand de SAUSSURE, y a partir de la lógica y la matemática Charles SANDERS PIERCE, por primera vez, y en la misma época, concibieron esta doctrina. SAUSSURE comprendió que el lenguaje no podía ser estudiado solo desde el punto de vista lingüístico, aisladamente; pensó que requería integrarse a una disciplina que él no alcanzó a desarrollar, la semiología, que sirviera como base a la lingüística. La idea Saussureana de la semiología es la de una “ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”, por lo que se apoya en factores esencialmente sociológicos y psicológicos, y tiene su lugar dentro de la psicología social. Desde la perspectiva de este autor, la lingüística forma parte de la semiología”.

Este nuevo corpus de conocimiento, esta nueva visión del fenómeno de la significación y de la comunicación humana, concebido de una manera integral debidamente estructurada, donde la naturaleza del lenguaje se vinculaba a aspectos de carácter tanto psicológico como sociológico en una visión profundamente humanista, era indispensable desarrollarlo en su totalidad e incorporarlo al Modelo Educativo que yo quería proponer como una alternativa de realización personal. Desde mi perspectiva, existía una masa crítica creciente, ávida de este conocimiento fundamental que demandaba una respuesta a múltiples aspectos de su vida cotidiana que quedaban fuera de la perspectiva de las enseñanzas del Cuarto Camino y la Psicología Transpersonal. Resultaba crucial incorporar todo el espectro de los problemas y problemáticas que confrontan diariamente los seres humanos, abordados con la mayor claridad y de la manera más didáctica posible. Se trataba de ofrecer las herramientas indispensables para que todo individuo pudiera desarrollar su conciencia y elevara la calidad de su vida a través de un modelo que abarcara todas esas posibilidades, pero que fuera simultáneamente viable al mayor numero posible de personas. El núcleo mismo de esta temática radicaba precisamente en los procesos de significación.  Dilucidar qué significa nuestra propia vida para cada uno de nosotros. Un reto inmenso, fascinante.

Fue una decisión difícil. Muy difícil. Pero había que dar ese paso en profundidad. Era crucial abordar la   temática fundamental de los conflictos específicos de las personas en su vida diaria desde la perspectiva de la significación, lo cual entrañaba un trabajo inmenso de decodificación y formulación de nuevos códigos. Una labor que se prodigaría desde las raíces mismas del modelo. Una nueva postulación. Aquí se dio el primer gran golpe de timón y el cambio de perspectiva y nomenclatura que poco a poco, a lo largo de varios años, después de una dedicación total, se fue consolidando bajo la nueva denominación:

Cursos de Semiología Aplicada.

Este nuevo horizonte de significación incorporó ahora no solo una visión ampliada, inconmensurablemente mayor a la anterior, sino parejamente a una pléyade de autores internacionales involucrados en el estudio del lenguaje, en la comunicación humana y en la visión del universo como lenguaje, tanto dentro de la corriente semiológica, como estructuralista y post estructuralista que se fueron desdoblando con el paso del tiempo de múltiples maneras, explorando tanto la poética, la narratología, el lenguaje común, la traducción y la comunicación verbal y no verbal, como los gestos, los colores, la comida, los rituales de todo tipo, el erotismo, la espiritualidad y, en fin, los textos y los contextos, entre otros muchos aspectos de la comunicación humana que resultaban cruciales desde mi perspectiva, para lograr el más adecuado conocimiento de uno mismo y de la comunicación con uno mismo y con todo y con todos los demás pero que, para lograrlo, resultaba imprescindible articularlos dentro de un modelo coherente, dinámico y total, con su propia visión y nomenclatura.

Autores como Umberto Eco en Italia y Roland Barthes en Francia se convirtieron en las figuras señeras de la semiología y la semiótica, sus libros y su extraordinaria influencia cultural tanto en los cenáculos académicos como en la atmósfera cultural de la época a través de sus conferencias y publicaciones fue decisiva en la expansión y desarrollo de esta nueva ciencia en ciernes. Umberto Eco, con libros como Apocalípticos e integrados, (1965); Apuntes para una semiología de la comunicación visual, (1967); La estructura ausente, (1968); La forma del contenido, (1971); El signo, (1973); y Tratado de semiótica general, (1975), entre otros muchos, siempre relacionados a diversos aspectos culturales, tanto estéticos como literarios, filosóficos o lingüísticos, contribuye de manera decisiva en la gestación de un contexto de significación enfáticamente semiológico. Lo mismo ocurre con las brillantes y muy sugerentes contribuciones del semiólogo francés Roland Barthes, sus libros El grado cero de la escritura, (1953); Mitologías, (1957); Ensayos críticos, (1964); Elementos de semiología, (1964); El sistema de la moda (1967); El imperio de los signos (1970); y la muy celebrada Lección inaugural de la cátedra de semiología literaria en el Collège de France, llevada a cabo el 7 de enero de 1977 donde señala que: “Por sus conceptos operatorios, la semiología   -que puede definirse canónicamente como la ciencia de los signos, de todos los signos- ha surgido de la lingüística. Pero la misma lingüística, un poco como la economía (y la comparación no puede ser insignificante), está -me parece- a punto de estallar, por desgarramiento: por una parte, se halla atraída hacia un polo formal y, al seguir por esta pendiente, como la econometría, se formaliza cada vez más; por la otra, se llena de contenidos siempre más numerosos y progresivamente alejados de su campo original.

Al igual que el objeto de la economía se encuentra actualmente por doquier -en lo político, lo social, lo cultural-, el objeto de la lingüística no tiene límites: la lengua -según una intuición de Benveniste- es lo social mismo. En síntesis, ya sea por un exceso de ascesis o de hambre, famélica o repleta, la lingüística se desconstruye. A esta desconstrucción de la lingüística es a lo que yo denomino semiología”. (Barthes, R. (1974). El placer del texto y Lección inaugural de la cátedra de semiología literaria del Collège de France, Siglo veintiuno editores, México, 4ª. Edición, pp., 134 y 135).

Esta fue la gran visión profética de Barthes que intuyó muy bien los distintos derroteros de la lingüística. Por un lado, hacia la formalización extrema que la volvía un aparato crítico extraordinariamente técnico; y, por otro, hacia una apertura creciente de contenidos que hacían impracticable la formalización extrema. Pues bien, es precisamente en esta apertura a nuevos contenidos de la vida diaria donde situamos al Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, que es el contexto donde radican las más relevantes aportaciones del mismo, sin excluir, por supuesto, sus contribuciones formales, pero nunca extremas, siempre en concordancia con la contribución de nuevos contenidos para integrar un todo coherente y viable que fuera claramente comprensible.

No obstante, tanto Umberto Eco como el propio Barthes incursionaron y aportaron en ambas modalidades, tanto en la teorización formal de la nueva ciencia en ciernes como en la apertura temática hacia lo cotidiano. En este último aspecto, sobre todo fue Barthes el que se orientó a explorar ámbitos de semiología de la vida cotidiana, generando un metalenguaje que abordaba los temas más disímbolos, tales como la moda, la lucha libre, juguetes, el vino y la leche, el nuevo Citroën, la cocina ornamental, el striptease, la fotogenia electoral, el plástico y muchos otros, pero de una manera atomizada y dispersa, sin integrarlos en una visión unitaria o en una perspectiva que permitiera la percepción significativa de la vida cotidiana desde la visión del actor central de la misma: la persona. Este gran hueco, esta gran ausencia, fue señalada por Umberto Eco en el último capítulo de su libro Tratado de semiótica general, Debolsillo, 2006, p. 421 donde señala que:

“Desde el momento en que se afirma que el trabajo de producción de signos constituye una forma de crítica social (y, en definitiva, una de las formas de la praxis), entra definitivamente en escena un fantasma que todo el discurso precedente había eludido continuamente dejándolo aparecer apenas en un segundo plano.

Se trata del SUJETO HUMANO en cuanto actor de la práctica semiótica. ¿Cuál es su lugar en el marco de la teoría que aquí hemos delineado? (…)

Efectivamente, una teoría de la relación emisor-destinatario debería tener en cuenta el papel desempeñado por el sujeto que comunica no solo como ficción metodológica, sino también, y sobre todo, como sujeto concreto, arraigado en un sistema de condicionamientos históricos, biológicos, psíquicos, tal como lo estudian, por ejemplo, el psicoanálisis y las demás ciencias del hombre”.

Este fue el supremo reconocimiento de un magno olvido. La semiología abría sus puertas y ventanas para incorporar todos los temas posibles e imaginables, realizando semiología de todo, la política, la economía, la comida, la moda, la religión, la publicidad, la basura, los detergentes o cualquier otro tema posible o imaginable, pero se les había olvidado el habitante de la casa: el ser humano. No existía una semiología de la persona.

Aquí experimenté una epifanía singular. En efecto, este olvido, este hueco en el universo semiológico era de una importancia capital. De hecho, era, paradójicamente al señalamiento de Eco, la gran estructura ausente en el universo de las estructuras. Algo inusitado. Resultaba increíble que la semiología, esta nueva ciencia en ciernes que se proyectaba como un metalenguaje cuya mirada abarcaba potencialmente la totalidad del cosmos, hubiese dejado de lado al sujeto que mira, el único capaz de generar significados, es decir: un lenguaje articulado que manifestara su conciencia. El creador de la semiología, el ser humano, había estudiado las posibilidades de estudiarlo todo, pero se había olvidado de estudiarse a sí mismo.

Aquí se focalizó mi atención en la creación de un modelo que posicionara a la persona al centro de su propio universo educativo. Un modelo donde el alumno se estudiara a sí mismo. Un universo cuyo eje de significación fuera la persona. Y a partir de este eje singular, estudiara todo lo que se relacionara consigo mismo, pero a partir de sí mismo. La significación del ser humano inmersa en los propios signos que el ser humano había generado: un espejo lingüístico. Esto entrañaba la creación de un lenguaje a partir del cual los seres humanos podrían leerse a sí mismos como parte sustantiva de ese mismo discurso dentro del cual se situaban: una nueva dimensión contextual. Y es en esta perspectiva donde nos vinculamos no solo al horizonte de posibilidades significativas trazado por Ferdinand de Saussure sino a una constelación de autores y estudiosos de la lengua que tiene una larguísima tradición que se origina en la Época Clásica, cruza por la Edad Media, el Renacimiento, la Ilustración y continúa su derrotero histórico hasta llegar a nuestros días. Este vastísimo y complejo derrotero ha sido sintetizado y presentado de una manera brillante y accesible por Mauricio Beuchot en su espléndido libro La Semiótica: Teorías del signo y el lenguaje en la historia, Fondo de Cultura Económica, México, 2004, pp. 7 y 8; en donde señala (cito in extenso entresacando algunos de sus párrafos para comentarlos y evitar repeticiones innecesarias) que:

“La semiótica (que también ha recibido el nombre de “semiología” y otros más) es la ciencia que estudia el signo en general; todos los signos que formen lenguajes o sistemas. Empezó estudiando las condiciones de significación de los signos lingüísticos, pero también estudia otros como los semáforos, las modas, los gestos, la comida, para lo cual se han desarrollado semióticas visuales, auditivas, olfativas, gustativas. (…)

Los signos han recibido numerosas clasificaciones, por ejemplo: naturales y artificiales. Tales divisiones, a su vez, han recibido subdivisiones, a veces prolijas. Las clasificaciones difieren según los diversos autores o escuelas. Algunas han quedado por su consistencia teórica o utilidad práctica, pero no hay, ni mucho menos, un acuerdo generalizado. Hay que contentarse con aquellas que han resistido el tiempo y las objeciones. (…).

Hay diversas escuelas de semiótica, desde la Antigüedad. Aunque algunas han decaído o desaparecido, siguen habiendo demasiadas: pragmáticas, analíticas, estructuralistas, formalistas, escuela norteamericana, escuela anglosajona, escuela de París, de Moscú, de Leningrado, de Tartu, de Praga, de Copenhague, de Bloomington, etc. Todo ello impide lograr una mínima unidad, que se ha intentado muchas veces, con el resultado frecuente de crear una semiótica adicional. Para evitarlo, preferimos hacer una exposición histórica, con una selección de autores y temas”.

Sabia decisión de Beuchot para evitar perderse y perder al lector en un laberinto inasimilable de posibilidades lingüísticas y semiológicas que, en su infinita complejidad y profusión, hace elocuente la fascinación que han experimentado los seres humanos a lo largo de muy distintas épocas por el lenguaje y los lenguajes, el signo y sus implicaciones tanto teóricas como prácticas. Dentro de esta perspectiva, es importante señalar que el autor logra destacar puntos cruciales de esta fascinante historia. Una historia que incluye a figuras notables del pensamiento humano que han servido como eslabones en esta larga cadena reflexiva de nuestro magno instrumento de comunicación: el lenguaje. Un instrumento crucial que se ha desdoblado en múltiples sistemas de signos y contextos históricos haciendo posible la edificación de nuestras civilizaciones. El autor nos señala que su introducción presenta “algunos de los principales temas de la historia de la semiótica siempre en relación con la filosofía del lenguaje, pero subrayando lo que es propio de la semiótica como disciplina distinta. Subraya también los antecedentes históricos de muchos conceptos actuales, que no siempre se sabe de dónde vienen. Así, en el primer capítulo, aborda algunos antecedentes griegos y medievales de la semiótica, no bien conocidos. Además de Platón y Aristóteles, presenta a los estoicos, que son poco tratados. Luego a San Agustín, Roge Bacon, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham.

El capítulo siguiente se dedica a la semiótica y la filosofía del leguaje de Santo Tomás, que merece un tratamiento aparte, por su acucioso tratamiento del verbum mentis, o palabra mental, que es el concepto, así como el papel del pensamiento como mediador entre el signo o lenguaje y la realidad”. (Ibídem, p. 9). Este punto es de singular importancia debido a que señala una raíz profunda del signo y el pensamiento que en el Modelo Educativo de semiología de la Vida cotidiana estudiamos de una manera integral, atendiendo la relación del Potencial Racional y los pensamientos con todos los demás potenciales humanos, estableciendo una relación significativa integral y dinámica, entre el pensamiento y las emociones, la sexualidad, los movimientos y las funciones instintivas, en el que llamamos el quinto espejo del lenguaje articulado. Una relación que se desdobla en muchos otros autores a lo largo del eje diacrónico de esta Bibliografía Comentada, dentro de la cual es preciso destacar la relevancia de nuestra perspectiva que enfatiza un carácter integral y dinámico de todo tipo de signos en la persona.

“Raimundo Lulio es otro importante eslabón en la historia de la semiótica. Es un antecesor de la idea de Leibniz de un arte combinatoria, y ambos son considerados como precursores de la lógica matemática y, por lo tanto, de una semiótica formal, que nunca se ha alcanzado”. (Ibídem, pp. 9 y 10).

Este es otro punto relevante que vale la pena enfatizar, ya que es una de las dos tendencias que estaban desgarrando a los estudios lingüísticos señaladas por Roland Barthes, que comentamos con anterioridad, y donde situamos al Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana dentro del contexto de aportación de nuevos materiales vinculados a la experiencia de la vida diaria, pero dentro de una propuesta formal propia ya que jamás se ha alcanzado, como bien señala Beuchot, un consenso general lo suficientemente amplio que nos permita hablar de una sola propuesta formal de la semiótica o de la semiología con su correspondiente lenguaje, lo cual nos exigía la formulación de nuestros propios códigos con su terminología específica. Pero una terminología muy especial, según veremos más adelante al comentar los siguientes párrafos de Beuchot que valen mucho la pena, también y, sobre todo, por el perfil histórico que va dibujando donde incluye, junto a los autores más destacados, otros autores que han ido quedando relegados en nuestros estudios contemporáneos y que vale mucho la pena rescatar:

“Vendrán luego algunos teóricos del signo en la escolástica del siglo de oro español: Domingo de Soto, Pedro de Fonseca, Domingo Báñez, Francisco de Araújo, Juan Poinsot (o Juan de Santo Tomás) y Cosme de Lerma. En otro capítulo, se presentan los tratados sobre el signo de tres autores novohispanos: Alonso de la Vera Cruz, Tomás de Mercado y Vicente de Aragón. Vienen a continuación Locke y Leibniz, muy importantes por sí mismos y como antecesores de Peirce y Morris. Estudiando a esos clarividentes de la semiótica que fueron Locke y Leibniz, a ese extraño genio que fue Peirce y a su seguidor Morris, desembocamos en la semiótica moderna, que se constituyó como doctrina general del signo, y no solo de los signos lingüísticos, aunque centrada en ella de manera especial.

Continuamos con la teoría pragmática del significado, que fue desarrollada por Wittgenstein (en su segunda época) al teorizar el significado como función del uso. Esto da predominio al usuario del signo en la significación, que es lo que caracteriza a las posturas pragmáticas del lenguaje. Wittgenstein y Peirce son los grandes maestros de la línea analítica (anglosajona) de la semiótica.

En el último capítulo se presenta otra línea de la semiótica, la estructuralista, que se inició con la semiología de Saussure, y tuvo un desarrollo extraordinario. Abordaremos brevemente a Saussure como el iniciador; a Barthes como uno de los que ampliaron su propuesta, aplicándola no solo a la lingüística, sino a toda la semiótica; a Eco, como alguien que no solo desarrolló críticamente esos contenidos, sino que trató de establecer vínculos con la línea Peirceana y analítica; y finalmente a Derrida, como el principal representante de los pensadores llamados post-estructuralistas.

Este recorrido por los hitos más importantes de la semiótica y la filosofía del lenguaje puede servir como introducción al inmenso campo de la semiótica, con una perspectiva histórica de espectro muy amplio. Naturalmente, sin profundizar en la comprensión sistemática de ese mar sin fondo que es el signo y su funcionamiento”. (Ibídem, pp. 10 y 11).

No es una metáfora banal esta afirmación de Mauricio Beuchot refiriéndose a ese ‘mar sin fondo’ de la naturaleza y teorización del signo y su funcionamiento, porque genuinamente lo es. Y aunque sabemos que todo mar, por profundo que sea, tiene finalmente un fondo, este en efecto, no lo tiene. El signo entraña un vértigo de posibilidades infinitas, tanto en la teoría como en la práctica cotidiana, donde todo intento por lograr un consenso de las muy diversas posibilidades de teorización e interpretación sobre su múltiple naturaleza y funcionamiento, se desdoblarán en un creciente mar sin fondo que no deja de deslumbrarnos en los fondos y trasfondos de sus innumerables arborescencias semánticas y semiológicas.

Esta exploración en torno a la naturaleza del lenguaje, sus implicaciones y posibilidades, que ha llamado la atención de innumerables pensadores a lo largo de la historia, estalla a principios del siglo veinte y se prolonga hasta nuestros días. Una constelación de lingüistas y filósofos del lenguaje verdaderamente extraordinarios, fuera de serie, llevan esta exploración a sus más incandescentes fronteras, como muestra con claridad Wolfram Eilemberger, en su espléndida investigación en torno a la vida y obra de Ernest Cassirer, Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin, y Martin Heidegger, en su libro Tiempo de Magos: La gran década de la filosofía 1919-1929, (Taurus, México, 2019), pp. 100, 101, al describirnos en torno a la famosa polémica entre Heidegger y Benjamin, que: “Ambos pensadores se propusieron tratar -con Duns Scoto como garante- la relación del lenguaje humano (y, por ende, del pensamiento) con el lenguaje de Dios. ¿Puede compararse el modo en que Dios piensa, describe y conoce el mundo con el humano? Y en caso afirmativo, ¿cómo determinar exactamente esa supuesta relación? ¿Y si en verdad no existiera la menor semejanza entre ambos modos? ¿Cómo podría entonces el hombre, siendo creación de Dios, conocer verdaderamente el mundo?

Heidegger había analizado con detalle estas cuestiones en su estudio con el respaldo de una beca de la Iglesia católica. Y Benjamin se había propuesto analizar en su trabajo esas mismas cuestiones en relación con la tradición judía de la Cábala y la Torá, como ya había hecho en 1916 en su primer trabajo sistemático de filosofía del lenguaje, titulado, <Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje del hombre>”.

Aquí se explora, con estos autores, las posibilidades de indagación metafísica de la relación entre Dios y los seres humanos a través del lenguaje, sus limites y sus posibilidades. Una propuesta que desde otras perspectivas y autores que veremos más adelante, se estudia en el ámbito de los cursos avanzados de la Semiología de la Vida Cotidiana como una posibilidad más dentro de las posibilidades infinitas de los procesos de significación. El ámbito del contexto místico que colinda con la expresión de lo inefable y desemboca al silencio: la experiencia de ser como signo y símbolo de si mismo. La pura presencia.

Por su parte, Ernest Cassirer nos muestra otras de las muchas posibilidades interpretativas, tanto de los signos como de las formaciones simbólicas. Se trata de una propuesta extraordinariamente lúcida que permite la percepción de una dinámica singular: el trasiego de los signos externos e internos que permite la configuración recíproca del ser y el mundo a través de la cultura. Al respecto, Wolfram Eilemberger nos indica que: “La idea central del proyecto de Cassirer consistía, de hecho, en la constatación de que lo que llamamos <espíritu humano (…) solo en su exteriorización llega a ser su interioridad veraz y perfecta. La forma en que lo interior se da determina también retroactivamente su esencia y su figura>. (…)

El continuo afán humano de dar expresión significante a sus experiencias sensibles mediante símbolos exteriores materialmente representables da origen a una dinámica que confiere una forma concreta tanto al propio yo como al mundo. (…)

Al proceso ininterrumpido y recíprocamente condicionado de estas configuraciones creadoras, considerado en la totalidad de sus modos -desde los gestos más sencillos hasta la más pura metafísica-, llama Cassirer cultura. Y a pesar de la multiplicidad y variedad inabarcable de este proceso, cree poder considerar que el espacio que así se abre es un espacio único y unitario: el de los signos o el de las formaciones simbólicas”. (Ibídem, pp. 112, 113).

Aquí estamos ya de nueva cuenta frente a otro imponderable, como ‘el mar sin fondo’ de Beuchot, ahora tenemos ‘la multiplicidad y variedad inabarcable’ de Eilenberger: la cultura. Una cultura que se abre y se ramifica en muy diversos autores y corrientes que, en efecto, resultan literalmente inabarcables y que, con mucha frecuencia, van abordando en distintas épocas los mismos postulados de interpretación, con diferente o parecida terminología, pero estableciendo básicamente la misma perspectiva. De hecho, el mismo Wolfram Eilemberger señala en Tiempo de Magos que “la Filosofía de las formas simbólicas de Cassirer ahonda en una idea de Kant: la de que no hay una única manera, sino muchas, de dotar al mundo en que vivimos de estructura, forma y sentido”. (Ibídem, p.113).

Este ha sido un tema fundamental en nuestro Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, pero no como una mera posibilidad en abstracto, sino como una realidad concreta y, de hecho, inevitable: cada persona lleva a cabo sus propios constructos de significación momento a momento y percibe el universo desde una perspectiva única e intransferible en su totalidad. Es decir, genera íntimamente su propio universo de significación, el cual marca, en consecuencia, la pauta de su calidad de vida, dependiendo, naturalmente, de su nivel de conciencia y del tipo de significación que elabora. En efecto, cada individuo genera el proceso de significación de cada uno de los eventos que va experimentando a todo lo largo de su existencia. Y esto es lo que realmente vive: los significados que produce. En consecuencia, cada quien es el único responsable, en última instancia, de su propia felicidad o infelicidad. Para lograr la más profunda comprensión de este tema crucial dedicamos mucho espacio para reflexionar y analizarlo en detalle a lo largo de los doce cursos seminales de Semiología de la Vida Cotidiana, en varios niveles y desde diversas perspectivas.

Un espacio simbólico que contiene la totalidad de los procesos de significación en la propuesta de Ernest Cassirer. Una serie infinita de procesos que, sin embargo, se configuran a partir de tres pasos fundamentales que inferimos de Saussure y constituyen una de las herramientas más claras y precisas para comprender la estructura fluctuante, tanto interna como externa, pero unitaria, del discurrir simbólico en relación con la conciencia individual y colectiva que se configuran a través de tres pasos fundamentales que estudiamos desde nuestro primer curso seminal:

1) Percibo signos.

2) Proceso signos.

3) Proyecto signos.

Estos tres pasos del mismo proceso unitario suelen ponerlos en marcha todos los seres humanos de manera incesante, día y noche. Dedicamos especial atención a este proceso donde, no obstante, en repetidas ocasiones, muchas personas suelen omitir el segundo paso, dando lugar a la manifestación de la conciencia lineal, puramente reactiva. Algo que estudiamos dentro del ámbito del Imaginario personal.

Por su cuenta, en aquellos mismo años, Ludwig Wittgenstein, autor del   Tractatus Logico-Philosophicus, (1921), Los cuadernos azul y marrón, (1935) y las Investigaciones filosóficas (1953), entre otros, se había convertido en una de las figuras más relevantes y polémicas en torno a la exploración del lenguaje, el pensamiento y la vida. Esto debido a los planteamientos extremos de su propuesta que incluía dos modos aparentemente irreconciliables de emplear el lenguaje. Eilemberger nos invita a reflexionar sobre esa doble modalidad:

“Si nos fijamos bien, toda la obra filosófica de Wittgenstein, incluida la posterior a su tratado, abunda en metáforas y alegorías de liberación, de indicaciones de salida y evasión. No solo su célebre conclusión posterior: <¿Cuál es la meta de tu filosofía?>. <Enseñar a la mosca la salida de la botella>.

La actividad de filosofar, y esa fue la esperanza de Wittgenstein durante toda su vida, abre la ventana a la libertad de una existencia activa, directamente bañada de sentido, con los demás seres humanos, esto es a lo que en el Tractatus llama <felicidad>. Abre la ventana a un <mundo distinto>, pues el mundo de los <felices> es distinto del mundo de los <infelices>(T,6.43).

Wittgenstein encuentra ese camino hacia un mundo distinto precisamente en el medio que, sin la actividad esclarecedora de la filosofía, constantemente amenaza con obstruir, oscurecer, desfigurar y hasta bloquear ese camino: el medio del lenguaje mismo.

Lo que hizo que el tratado lógico fuese tan sumamente difícil de entender para sus primeros lectores (y, de hecho, también para los lectores de las décadas posteriores) fue la decisión de Wittgenstein de aclarar sus ideas de una vez por todas con dos modos de emplear el lenguaje que parecían excluirse mutuamente: por un lado, el lenguaje basado en la absolutamente cierta e inequívoca lógica matemática y sus símbolos puramente abstractos, y, por otro lado, el lenguaje poético, esto es, el lenguaje de la figura, la alegoría y el aforismo paradójico”. (Ibídem, pp. 76-77).

Aquí encontramos encarnado en un solo autor la visión profética de Roland Barthes que mencionamos con anterioridad, quien percibió con toda claridad esta doble tendencia en la lingüística y la filosofía del lenguaje de la formalización extrema y de la inclusión de nuevos contenidos cotidianos, lo cual la desbordaba y la tornaba imposible de formalizar. Aquí encontramos los dos extremos en Wittgenstein, la formalización extrema del lenguaje de la lógica matemática que muy pocos de sus colegas y contemporáneos fueron capaces de decodificar, incluyendo a su maestro y mentor Bertrand Russell, que exasperado por no comprender las sofisticadas argumentaciones de su discípulo terminó diciendo en una carta que “Wittgenstein se ha vuelto todo un místico”, (Ibídem, p. 85); y el lenguaje poético de sus alegorías y aforismos paradójicos que, paradójicamente, terminó ratificando la afirmación de Russell. En efecto, todo un místico.

Para hacernos una clara idea del estado de la lingüística y de la filosofía del lenguaje, de los cuales surge inicialmente la semiología, antes de vincularse más profundamente tanto a la psicología como a la sociología, que comentaremos más adelante, es preciso reflexionar en el objetivo que se planteó Walter Benjamin de concentrar su estudio en los filósofos del lenguaje de la época. A lo cual responde Wolfram Eilemberger que:

“Concentrarse en los filósofos del lenguaje en torno a 1920 suponía preguntarse en qué filósofos exactamente: ¿Cassirer? ¿Wittgenstein? ¿Russell? ¿Moore? ¿Husserl? ¿Frege? ¿Peirce?... Pero el propósito de ponerse más al corriente del estado de la investigación en aquella época, que se expandía en todas direcciones en el aspecto creativo, seguramente habría desbordado los recursos y los intereses de Benjamin, que le impelían a una pronta realización de todo el proyecto”. (Ibídem, p. 101).

Un vértigo, un verdadero vértigo que ‘se expandía en todas direcciones en el aspecto creativo’. De nueva cuenta la proliferación desbordante. Pero no solo con la alusión a estos autores sino a muchos, muchísimos más que se expandían creativamente y que realizaron aportaciones de extraordinaria importancia en una explosión singular que llega hasta nuestros días, tales como Edward Sapir,  Karl Bühler, Marcel Cohen, Émile Benveniste,  Pierre Guiraud, M. M. Bajtín, Julia Kristeva, Roman Jakobson, A. J. Greimas, Michel Foucault, Cornelius Castoriadis, E. H. Gombrich, Louis Hjelmslev, Charles William Morris, J. Tynianov,  Tzvetan Todorov, L. Tesnière, Marshall Mcluhan, Jonathan Culler, George Steiner, Octavio Paz, Ray Jackendoff, Jerome Bruner, Teun A. van Dijk, Noam Chomsky y Michael Tomasello, por mencionar solo algunos de los más destacados de esta espiral creativa incontenible. Esta es una caja de resonancia inagotable para quien quiera dar seguimiento a cada uno de estos autores que a su vez se ramifican, cada uno, en numerosos autores críticos, con publicaciones y estudios tanto a favor como en contra, sobre libros o propuestas específicas de estos mismos autores, desarrollando una telaraña que extiende sus redes de una manera radial, clarificando y confundiendo, polemizando y analizando, dilucidando tanto minucias como propuestas de fondo en un diálogo múltiple e inagotable, generando un contexto de una sofisticada riqueza conceptual pero también de una considerable inestabilidad semántica donde ni siquiera se ha podido decantar con lucidez y establecer de manera consensuada si la comunidad de académicos debe utilizar el término semiótica o semiología, terminando por utilizar ambos de manera indistinta. No obstante, este muy variado semillero de nociones en relación a las diversas formas de la comunicación humana constituye una fuente inagotable de inspiración para la psicología, la filosofía, la antropología, la sociología, la pedagogía, las artes y las llamadas ciencias sociales en general.

Dentro de esta pródiga selva teórica y conceptual en torno al lenguaje y su incidencia en la estructura de la conciencia, resultaba imprescindible formular lo que sería la columna vertebral de nuestro modelo educativo, es decir, sus conceptos fundamentales. Estos conceptos tenían que ser lo suficientemente claros y prácticos como para poder explicarlos y aplicarlos en las acciones de la vida diaria. Resultaron ser cinco los conceptos cruciales en los que fundé la propuesta inicial a partir de los cuales desarrollé todos los esquemas posteriores concernientes a cada uno de los doce cursos finales, dándoles de esta manera una estructura telescopiada de contenidos donde cada uno de los cursos se desdoblaba en el siguiente, generando una secuencia de cursos que resultaban, al mismo tiempo, autónomos e interdependientes en sus implicaciones significativas.  Estos conceptos seminales fueron las nociones de signo, código, estructura, sistema y modelo. Nociones que se presentan, en su forma más básica y fundamental en el Curso Uno y que, posteriormente, se van explicando y desdoblando en sus múltiples implicaciones y posibilidades en los once cursos restantes. Estos conceptos deberían tener, por supuesto, dos características fundamentales:  pertinencia teórica y viabilidad práctica. Tenían que ser claros y accesibles para no extraviar a los alumnos en un laberinto teórico infructuoso y, simultáneamente, tenían que ser aplicables y esclarecedores en situaciones prácticas de la vida cotidiana, ya que nuestro objetivo no era el estudio de la teoría de la semiología en sí misma, sino el estudio de la persona en su interacción con el Principio de Realidad con herramientas semiológicas que facilitaran su comprensión. Ese era el gran objetivo pedagógico: lograr mayor claridad expositiva.

Esta distinción es crucial. Mi objetivo no era formar estudiantes expertos en la teoría de la semiología, sino estudiantes expertos en el conocimiento de la persona a través de la semiología.  En consecuencia, nos abocamos con esmero y puntualidad a la formulación de estas cinco nociones fundamentales y su aplicación a la persona en la vida de todos los días, es decir, en la lectura que la persona realiza tanto de su propio ser como del mundo en que habita. El resultado fue extraordinario. Logramos, finalmente, decantar el contexto fundamental de nuestro modelo educativo y su objetivo central, a partir del cual se da todo lo demás: el conocimiento de uno mismo.

Segundo Golpe de Timón: La Semiología de la Vida Cotidiana.

Es aquí donde el modelo educativo encuentra su más genuina y amplia vocación: educación para la vida. Lo que nunca nadie nos enseñó. Una nueva visión de nosotros mismos y de la forma de relacionarnos con nuestro Principio de Realidad, lo que nuestra propia vida cotidiana puede llegar a significar para cada uno de nosotros, en concordancia con el nivel de conciencia de cada quien.

 Dentro de esta perspectiva, iniciaremos ahora un amplio recorrido comentando aspectos bibliográficos que inciden, curso por curso, en la estructura temática y conceptual del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana. Estos comentarios serán el equivalente formal de las notas a pie de página de los libros impresos. Algunos de los esquemas se comentarán de manera más amplia, mientras que otros, que no requieren mayor esclarecimiento bibliográfico, salvo la mención específica de una fuente o alguna sugerencia de lectura, simplemente se mencionarán o se hará una brevísima alusión a su incidencia en la estructura temática, procurando dar así la mayor fluidez posible a esta información que, de no acotarse, podría generar un laberinto inmanejable de resonancias significativas. Consideremos que el Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, aunque centrado en el conocimiento de uno mismo, se emplaza al interior de un contexto de significación que incluye, potencialmente, una serie infinita de vínculos y modalidades existenciales de los cuales he seleccionado los que he considerado fundamentales para la integración de un Proyecto de Vida que incluye, necesariamente, la configuración de una cosmovisión a la vez íntima y cotidiana.

Curso I: Esquema 1.

Esta visión entrañaba, antes que nada, situar a la persona al centro de su propio proceso educativo. Pero no solo como una abstracción sino estructurando la relación de la persona con la comunidad y con lo que llamamos su Principio de Realidad, noción crucial que ya abordaremos en todo detalle más adelante. Es decir, se requería, antes que nada,  la más amplia y plena contextualización de la persona. Un primer paso para lograr este objetivo fue elaborar un Eje de Diamante que lo expresara de una manera sucinta, lo cual constituyó el esquema inicial del Curso I titulado: Nuevas Perspectivas de un Modelo Educativo.

En la explicación de este esquema comento las relaciones de la Semiología de la Vida Cotidiana con otras ramas de conocimiento y las implicaciones de situar a la Persona al centro de su propio proceso educativo, a la Conciencia al centro de la persona, al Autoconcepto al centro de la conciencia, a la Vocación al centro del autoconcepto y el Servicio al centro de la vocación; lo cual permite establecer un vínculo privilegiado con los demás, un Eje de Diamante, donde el individuo entrega a través de su realización personal, lo mejor de sí mismo a la comunidad. Esta nueva perspectiva educativa revoluciona la visión sustentada en la mayoría de los sistemas educativos tradicionales a nivel mundial, ya que en la mayoría de estos sistemas los alumnos estudian, de una manera radial, un sinnúmero de materias: física, química, gramática, música, literatura, matemáticas y otras muchas; mientras que, en nuestro sistema educativo, la persona se estudia a sí misma y, a partir de ese conocimiento crucial, despliega sus más amplias capacidades, logrando potenciar, de una manera privilegiada, la más plena realización de su ser. Esto da un giro de ciento ochenta grados, una vuelta de campana a la perspectiva educativa.

 

Curso I: Esquema 2.

El segundo paso para lograr la adecuada contextualización de la persona que le permitiera potenciar la más plena realización de su ser, era vincular el conocimiento de uno mismo con la elaboración de su Proyecto de Vida, lo cual constituyó el segundo esquema del Curso I, titulado precisamente: Proyecto de Vida: Armonía y Plenitud de Ser.

En la explicación de este esquema abordo las implicaciones de situar al ser al centro de su propio Proyecto de Vida a través de cinco esferas. La esfera del Yo al centro y las otras cuatro esferas periféricas, la de la Salud, la del Trabajo y Vocación, la de la Familia y, finalmente, la de la Vida Social, con las que interactúa y con las que mantiene una relación especular que constituyen la más pródiga y detallada proyección de su autoconcepto. De aquí la denominación de <Proyecto de Vida> en su doble acepción: como planificación estructurada y como proyección, en el sentido metafórico cinematográfico, como imagen, de la totalidad integral del ser. El espacio vital donde me proyecto.  Las implicaciones de esta gran síntesis relacional son tan relevantes que implican la totalidad de los contenidos temáticos de los doce cursos del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana.

 

Curso I: Esquema 3.

Una vez contextualizado el espacio vital donde llevaríamos a cabo el estudio de la persona, tracé el ideario profundo de nuestro modelo educativo para esclarecer los grandes objetivos de la persona, la pareja, la familia y la sociedad, en una relación dinámica de complementariedad que dibuja lo que considero el supremo Círculo Virtuoso de realización personal y comunitaria. Esto aparece en el tercer esquema del Curso I, titulado, precisamente: Círculo Virtuoso:

Con esta visión habíamos logrado ya el segundo gran Golpe de Timón al abrir y, al mismo tiempo, explicitar el horizonte de significación de lo que fuera la Semiología Aplicada y convertirla en Semiología de la Vida Cotidiana, situándola como había señalado ya Saussure, Barthes y Eco en un punto de convergencia entre la psicología y la sociología. Esta convergencia se vuelve espectacularmente explícita en la convergencia singular que advertimos entre tres autores trascendentales, contemporáneos entre sí, con diferencia de uno y dos años respectivamente entre uno y otro en sus fechas de nacimiento. Autores que transformaron nuestra visión del mundo. Ellos son el padre de la psicología moderna, Sigmund Freud (1856-1939); el padre de la sociología moderna Émile Durkheim (1858-1917); y el padre de la lingüística moderna y de la semiología Ferdinand de Saussure (1857-1913). Freud postula el inconsciente, la vida interna de las personas, como un sistema simbólico; Durkheim postula el <hecho social>, la vida externa de las personas, como un sistema simbólico y, finalmente, Saussure postula el lenguaje, que conecta la vida interna de las personas con la vida externa de las personas, como un sistema simbólico. La convergencia entre psicología, sociología y semiología es total y se hace evidente en los señalamientos realizados por estos autores:

Sigmund Freud apunta en  La interpretación de los sueños (Obras Completas: Ordenamiento, comentarios y notas de James Strachey, con la colaboración de Anna Freud, Volumen 4 (1900), (Amorrortu editores, Buenos Aires, 2004, p. 29), que: “En las páginas que siguen demostraré que existe una técnica psicológica que permite interpretar los sueños, y que, si se aplica este procedimiento, todo sueño aparece como un producto psíquico provisto de sentido al que cabe asignar un puesto determinado dentro del ajetreo anímico de la vigilia. Intentaré, además, aclarar los procesos que dan al sueño el carácter de algo ajeno e irreconocible, y desde ellos me remontaré a la naturaleza de las fuerzas psíquicas de cuya acción conjugada o contraria nace el sueño”.

Por su parte, Durkheim hace explícita esta convergencia en su clásico libro Las reglas del método sociológico, (Editorial Losada, Buenos Aires, 2007, p. 48), donde señala que: “He aquí lo que son los fenómenos sociales, desembarazados de todo elemento extraño. En cuanto a sus manifestaciones particulares, tienen por cierto algo de social, puesto que reproducen en parte un modelo colectivo; pero cada una de ellas depende también, y en amplia parte, de la constitución orgánico-psíquica del individuo, de las circunstancias particulares en las cuales está ubicado. No son entonces fenómenos propiamente sociológicos. Pertenecen a la vez a los dos reinos; se los podría llamar socio-psiquicos”.

Finalmente, Ferdinand de Saussure enlaza todo de la manera más amplia y pertinente, abarcando en una sola mirada semiológica lo individual y lo social en el ámbito de todos los sistemas de signos que se interrelacionan en la persona. En su libro de fundación Curso de Lingüística General, (publicado por Charles Bally y Albert Sechehaye, con la colaboración de Albert Riedlinger, en una traducción con prólogo y notas de Amado Alonso, Editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1945, p. 60), señala que: “La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por eso comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas de cortesía, a las señales militares, etc., etc. Solo que es el más importante de todos esos sistemas.

Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. Tal ciencia sería parte de la psicología social, y por consiguiente de la psicología general. Nosotros la llamaremos semiología (del griego semeion ‘signo’)”.

Al interior del triángulo que forman estos tres grandes clásicos, emplacé la perspectiva del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, lo cual me llevó, a su vez, a la inclusión de una nueva gama de autores que me permitieran desarrollar la nueva estructura temática y metodológica que requerían los cursos. Una temática que terminó integrándose, como ya he mencionado, en tres cursos básicos, cinco cursos intermedios y cuatro cursos avanzados, dando finalmente la currícula definitiva de los doce cursos que integran la totalidad del modelo y que denominamos el Canon de Semiología de la Vida Cotidiana.

En los esquemas cuatro y cinco del Curso I presento sendos Mapas Genealógicos Culturales para que los estudiantes dispongan de inmediato de una caja de resonancia bibliográfica que les permita relacionar de una manera fácil y directa, la gama de autores cuyas importantes contribuciones me permitieron integrar, de manera directa o indirecta, implícita o explícita, los distintos esquemas del curso.

 

Curso I: Esquema 4.

En este primer Mapa Genealógico Cultural se lleva a cabo una propuesta para bosquejar, de una manera muy esquemática, cuatro de las principales corrientes psicológicas en las cuales fundamenté de manera prioritaria, aunque no exclusiva, como ya se ha comentado con anterioridad, el Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana. Naturalmente, las fronteras entre una y otra, pueden llegar a ser bastante tenues, según los criterios que se elijan. No obstante, constituyen, sin duda alguna cuatro líneas de enfoque a partir de las cuales se desarrollaron las numerosas tendencias que prevalecen en la actualidad y donde todas aparecen, de una u otra manera, fuertemente entrelazadas, ya sea por similitud o por contraste. Algunos autores de los mencionados en este Mapa genealógico Cultural pueden situarse en dos de estas corrientes simultáneamente. Tal sería el caso de Erich Fromm al que se le puede situar tanto en la corriente psicoanalítica como en la humanista. O a William James al que se le puede ubicar tanto en la corriente humanista como en la transpersonal. O a Carl Jung al que se le puede situar tanto en la corriente transpersonal como en la corriente psicoanalítica. Y esto no solo ocurre respecto a la ubicación de los autores, sino con la misma propuesta básica de las principales corrientes, ya que hay autores que mencionan 7 corrientes principales:  Estructuralismo, Funcionalismo, Psicoanálisis, Conductismo, Gestalt, Humanismo y Cognitivismo. Otros mencionan solo 6, cancelando el Funcionalismo; otros incluso agregan la Psicodinámica, distinguiéndola como una corriente aparte del Psicoanálisis. Otros fusionan dos corrientes y mencionan la Cognitivo-Conductual, que eventualmente se convirtió en lo que su fundador el Dr. Albert Ellis denominó como la Terapia Racional Emotivo Conductual, con gran influencia en su época; o la Psicosíntesis  de Roberto Assagioli, pionero tanto de la psicología humanista como de la transpersonal, al igual que Abraham Maslow; y otros más, muchos más, dependiendo del enfoque de la catalogación,  que engloban diversos aspectos de varias corrientes con temáticas y aproximaciones de las llamadas genéricamente Neurociencias, con ramificaciones de todo tipo y potencialmente infinitas. Las variantes podrían ser tan numerosas como complejas, pero siempre ilustrativas. Por supuesto que existen puntos de vista muy radicales que tienden a enfatizar la importancia de alguna de estas corrientes como la panacea de la psicología invalidando a todas las demás, de tal manera que algunos autores suelen descalificarse mutuamente. Sin embargo, la perspectiva que asumí para el Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana es todo lo opuesto. Considero que todas las corrientes psicológicas aportan elementos significativos dentro de sus respectivos marcos teóricos y prácticos, unas más que otras, pero todas aportan elementos didácticos relevantes que vale mucho la pena considerar e integrar, así sean solo elementos de énfasis y matices sobre aspectos que en otras corrientes pasan inadvertidos o casi inadvertidos. En consecuencia, elegí asumir un criterio que incluye todos aquellos elementos de cualquier corriente que consideré pertinentes dentro de una óptica educativa que privilegia el estudio sistemático que la persona realiza sobre sí misma, adecuándolos siempre a la perspectiva pedagógica no de la psicología -no somos psicólogos-, sino de la Semiología de la Vida Cotidiana, atendiendo a su significado y decodificándolo a partir de nuestras nociones básicas de Signo, Código, Estructura, Sistema y Modelo, dándoles así la coherencia estructural indispensable que caracteriza a nuestra propuesta educativa. Consideramos que es imprescindible construir discursos integrativos, incluyentes en todos los sentidos, especialmente en el área de las ciencias sociales y las humanidades, que sumen y aporten con una nueva visión resultante: una sinergia positiva donde el todo trasciende a la mera suma de sus partes, dando como resultado una nueva propuesta significativa que, en este caso, sería la Semiología de la Vida Cotidiana.

 

Curso I: Esquema 5.

El quinto esquema del Curso I es un segundo Mapa Genealógico Cultural. Desde la perspectiva de la Semiología de la Vida Cotidiana, los antecedentes -como ya hemos comentado-, pueden remontarse a la Época Clásica y rastrearse a lo largo de la historia hasta el momento presente y ubicar su emergencia en el mundo moderno y contemporáneo a partir de Charles Sanders Pierce y Ferdinand de Saussure. Hemos señalado también las razones por la cuáles nos adscribimos a la visión de Saussure, fundador de la lingüística moderna, que se insertó de manera natural y de inmediato al interior de un contexto significativo de relación estrecha, como ya se mencionó, tanto con la psicología, a través de Sigmund Freud, fundador de la psicología moderna, como con la sociología a través de Émile Durkheim, fundador de la sociología moderna. Todos ellos postulando sus respectivas áreas de conocimiento como sistemas simbólicos donde cada uno se vincula de manera intrínseca con lo psicológico y lo social, siendo todos, sistemas de signos. Posteriormente añadí a esta triada, y a esta visión simbólica, una cuarta perspectiva con Claude Levi-Strauss, fundador de la antropología moderna, al introducir en las ciencias sociales a lo largo de su obra, un nuevo enfoque, la visión estructuralista basada, de manera explícita, en la lingüística de Saussure, constituyendo de esta manera una caja de resonancia cultural muy sugerente e inspiradora con estos cuatro fundadores, de la cual se desprenden las labores fundamentales de numerosos autores en todas estas disciplinas. Pero vinculados de manera más profunda, especial y específica a Ferdinand de Saussure, encontramos a los dos autores cruciales que hemos comentado, tanto a Roland Barthes, como a Umberto Eco, quienes desarrollan la visión semiológica del lingüista suizo de una manera considerablemente amplia y diversa, según he señalado ya con anterioridad.

Este segundo Mapa Genealógico Cultural nos permite articular de una manera clara y sucinta tanto a estas disciplinas que convergen en la visión Saussureana, la psicología, la sociología y la antropología, como a los autores más conspicuos de estas disciplinas, cerrando de manera paradójica con autores donde incide la visión estructuralista de Ferdinand de Saussure de una manera divergente y que se pueden considerar tanto como pensadores estructuralistas en sus diversos ámbitos de interés, como postestructuralistas, tal sería el caso de Michel Foucault, asociado en los años sesenta al movimiento estructuralista del cual se distanció más adelante sin aceptar posteriormente las etiquetas de postestructuralista o postmoderno que se le asignaron.  Jacques Derrida, quien llevó a cabo el desarrollo de un análisis semiológico o semiótico del discurso al que denominó Deconstrucción, donde se lleva a cabo una crítica feroz y polémica de las mismas palabras que integran el discurso, deconstruyéndolo para generar una nueva visión, una nueva relación entre texto y significado; y el propio Lacan, quien mantuvo una estrecha y polémica relación con los postulados de Saussure, invirtiendo la relación entre significante y significado. Un claro ejemplo de la inevitable y eterna polémica sobre los mismos términos usados en distintos marcos teóricos que se ha suscitado, una y otra vez, a todo lo largo de la historia de la cultura. La reiterada polémica sobre el significado de ciertos términos en contextos diferentes y para objetivos distintos. No obstante, resulta evidente que las propuestas de Saussure son las de un visionario que influye, de una u otra manera, en numerosos autores y campos de conocimiento.

Ahora bien, hablando del Mapa Genealógico Cultural de la Semiología ocurre una situación análoga a la de la clasificación de las corrientes psicológicas modernas y contemporáneas. La abundancia de relaciones y resonancias significativas es inabarcable y se traslapan las visiones y los autores que pueden clasificarse dentro de muy distintos ámbitos culturales y donde incluso los mismos autores discrepan de la clasificación que les han asignado críticos e historiadores. No obstante, para la elaboración de este segundo Mapa Genealógico Cultural decidí trazar un breve territorio de relaciones donde se acotara relativamente el hipertexto para volver mucho más nítida la percepción de lo que queremos decir con Semiología de la Vida Cotidiana y no incurrir en una lista interminable de autores implicados, ya fueran filósofos del lenguaje o lingüistas de las más variadas vertientes, muchos de los cuales decidí incluirlos mejor en una Bibliografía Periférica Selecta en las Asignaturas del Programa Académico del Colegio de Consultores y Comunicadores en Semiología de la Vida Cotidiana. Resultaba imprescindible que los alumnos asistentes al primer curso de Semiología de la Vida Cotidiana pudieran ubicar de una manera rápida y clara el contexto de significación bibliográfica dentro del cual podíamos emplazar de manera directa nuestro objeto de estudio. Ya habría tiempo más adelante para que aquellos interesados en ahondar posteriormente en las fuentes bibliográficas más completas, acudieran a las diversas Bibliografías que acompañan a cada uno de los Cursos en Línea, pudiendo complementarlas siempre con esta Bibliografía Comentada y con la Bibliografía Periférica Selecta, además de las Carpetas de Trabajo de los Grupos de Desarrollo de Conciencia.

Cerrando este Mapa genealógico Cultural con Jaques Lacan, simplemente de una manera simbólica, para facilitar la percepción contextual de referencia bibliográfica, ya que a partir de este contexto fundacional se han sumado -y seguirán sumándose- innumerables autores de diversas corrientes y orientaciones, procedemos de inmediato, en los Cursos Presenciales, a agradecer las muy variadas y valiosísimas contribuciones de todos estos autores y, simultáneamente, nos decantamos de su visión para dar paso a nuestra propuesta educativa de Semiología de la Vida Cotidiana con la explicación de nuestro aforismo central:

La realidad es lo que es; pero la vida es lo que significa”.

 

Curso I. Esquemas 6, 7, 8, 9, 10, 11.

En este curso introductorio se abordan, a partir de esta secuencia de esquemas, las nociones fundamentales de Signo, Código, Estructura, Sistema y Modelo, en su versión más simplificada dentro de lo posible. No nos abocamos a la teorización ni a la especulación filosófica con relación a estos conceptos que han sido ampliamente discutidos por teóricos de toda índole, quizá en exceso, hasta llegar a un punto de saturación semántica  que sigue abierto a la polémica. Mi objetivo fue ofrece una versión donde fueran sumándose cada uno de ellos en una percepción integral que pudiera utilizarse como una clara referencia para los estudiantes en la vida cotidiana, situando al Signo como la mínima unidad significativa dentro de un mismo sistema de significación previamente codificado; al Código como un repertorio de signos ensamblados que integran un contexto mayor de significación, donde los signos individuales alcanzan tanto su máxima expresividad como su máxima precisión comunicativa, dependiendo de la naturaleza de su objetivo; a la Estructura como una noción abstracta que relaciona a diversos códigos unos con otros y cada uno con la totalidad, permitiendo la comprensión de cada una de las partes, no solo en sí mismas, sino a la luz de sus relaciones y transformaciones en su interacción con el gran todo; al Sistema como un flujo de información ordenada que corre a través de una estructura previa, la cual organiza, filtra y vincula al conjunto de signos o señales que integran dicha información, determinando su naturaleza y configurándolo como un todo coherente y dinámico; y, finalmente, al Modelo como la abstracción de un sistema de cualquier índole que implica las nociones de estructura, código y signo, permitiendo su comprensión y, en consecuencia, su transformación pertinente. Para cotejar la viabilidad y pertinencia de estas nociones se pueden consultar las obras de los autores en las que están sustentadas de manera implícita: Ferdinand de Saussure, Charles Sanders Pierce, Roland Barthes, Umberto Eco, Claude Lévi-Strausse y como referencia general la obra de Helena Beristáin, incluidas todas en la Bibliografía del Curso I.

 

Curso I. Esquema 12.

Este esquema, titulado: Código de condicionamientos: Noción de escala, aborda la temática de La Intolerancia y La Tolerancia como un sistema de vasos comunicantes que resulta imprescindible comprender para poner en práctica una cultura de la tolerancia en nuestra vida cotidiana. Está basado y perfectamente alineado a la visión expresada en la Declaración de Principios sobre la Tolerancia de la UNESCO, donde se asienta que Los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura congregados en París con motivo de la 28ª reunión de la Conferencia General, del 25 de octubre al 16 de noviembre de 1995, declaran, en su Artículo 1 Significado de la Tolerancia, que:

“1.1 La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a substituir la cultura de guerra por la cultura de paz”.

Más adelante, en el Artículo 4 Educación se enfatiza lo siguiente:

“4.2 La educación para la tolerancia ha de considerarse un imperativo urgente; por eso es necesario fomentar métodos sistemáticos y racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales, sociales, económicos, políticos y religiosos de la intolerancia, es decir, las raíces principales de la violencia y la exclusión. Las políticas y programas educativos deben contribuir al desarrollo del entendimiento, la solidaridad y la tolerancia entre los individuos, y los grupos étnicos, sociales, culturales, religiosos y lingüísticos, así como entre las naciones”. (Este documento está incluido en su totalidad en la Bibliografía del Curso I).

De igual forma pueden consultarse también sobre este tema, El aprendizaje de la tolerancia: bases psicológicas, de Juan Antonio Bernard; El camino de la tolerancia, de Albert Ellis; el Tratado sobre la tolerancia, de Voltaire; el Ensayo y carta sobre la tolerancia, de Locke, el Pequeño tratado de las grandes virtudes, de Comte-Sponville; Voltaire contra los fanáticos, de Savater; incluidos todos en la Bibliografía del Curso I.

En consecuencia total con esta temática y esta visión, abordamos al inicio mismo del Curso I este tema fundamental para la convivencia humana, dando una presentación de las causas y efectos de la intolerancia y de la manera como se construye la tolerancia a través del ejercicio de la conciencia crítica y auto crítica que configuran el libre albedrío. A continuación, se presenta una serie de esquemas, todos relacionados con el mismo tema, pero desde perspectivas diferentes.

 

Curso I. Esquema 13.              

En este esquema se comentan los tipos de juicio desde la perspectiva de la ética y sus implicaciones psicológicas, profundamente arraigadas en las actitudes de intolerancia. Este esquema es la combinación de dos esquemas tomados del libro Ética: fundamentos y problemáticas contemporáneas, Fondo de Cultura Económica, México, 2006, pp. 106 y 107, del profesor Pierre Blackburn, que son extraordinariamente claros y didácticos. Los conjunté en uno solo y los expliqué desde la perspectiva de la Semiología de la Vida Cotidiana vinculándolos a la generación de emociones negativas. (Este libro está incluido en la Bibliografía del Curso I).

 

Curso I. Esquema 14.      

En este esquema, Triángulo de las Actitudes: se lleva a cabo la propuesta de una nueva noción semiológica que establece un vínculo tripartito, una  Estructura Revolvente de Complementariedad, donde cada uno de los elementos implicados, ya sea el Sistema de Pensamientos, el Sistema de Creencias o el Sistema de Valores, complementa la compresión de los otros dos, estableciendo una tríada cognitiva de más amplio espectro que nos permite comprender la dependencia conceptual entre los términos implicados y su resultado en la configuración de las actitudes, tanto las funcionales como las disfuncionales. Esta inferencia semiológica tiene su núcleo de inspiración conceptual en el planteamiento que realicé en la ponencia presentada en el Congreso Internacional sobre Semiótica e Hispanismo titulada “Una Teoría Dinámica de los Géneros Literarios y No Literarios” celebrado en Madrid en 1983, e incluido en mi libro Estructura del Universo Literario, I. Fundamentos de la teoría, pp. 104 a 122, donde planteo la convergencia de los tres Principios creativos, el poético, el narrativo y el analítico como partes dinámicas e interdependientes de un mismo Proceso Constructivo que permite la lectura de los distintos Géneros  Primitivos, o Géneros Teóricos, en un mismo texto, redundando en una percepción de mayor claridad, tanto de la totalidad integrada como de cada uno en particular. Para una mayor información indirecta o implícita sobre el tema de la convergencia de estos tres sistemas de pensamientos, creencias y valores, se pueden consultar las obras ¿Qué es una emoción? De Calhoun y Solomon; Budismo Zen y Psicoanálisis de Suzuki y Fromm; ¿Qué son los valores? de Risieri Frondizi; Fluir y Aprender a Fluir, de Csíkszentmihályi; y Ética de Max Scheler,- que establecen una caja de resonancia significativa bastante sugerente. (Todos incluidos en la Bibliografía del Curso I). En estos libros encontraremos abundantes observaciones y reflexiones de todo tipo que implican y sustentan la viabilidad de la propuesta. Pero esto solo por mencionar algunos cuantos libros directamente implicados con la temática de Semiología de la Vida Cotidiana, donde se hace elocuente la Estructura Revolvente de Complementariedad; pero lo cierto es que si llevamos a cabo una revisión de la historia de la filosofía o, en general, de distintos tipos de ensayos sobre los más diversos temas, además de innumerables conversaciones cotidianas en los más variados escenarios, casas, restaurantes, escuelas u oficinas, vamos a encontrar de una manera reiterada la convergencia de los sistemas de pensamientos, creencias y valores en la configuración tanto de las actitudes disfuncionales, que entendemos como Nudos de Significación que bloquean el desarrollo de nuestros potenciales, como de las funcionales, que entendemos como Enlaces Significativos que permiten, de una manera armónica, el libre desarrollo de nuestros potenciales. Desde esta perspectiva, resulta crucial en el Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, el uso del Triángulo de las Actitudes para lograr la más completa reconciliación del individuo con su intrabiografía. Es decir, la transformación de sus Nudos de Significación en Enlaces Significativos.

 

Curso I. Esquemas 15, 16 y 17.

Aquí tenemos una tríada de esquemas concatenados que ejemplifican de manera elocuente las implicaciones de todos los esquemas anteriores relativos al código de condicionamientos, los tipos de juicio, y el triángulo de las actitudes. Se trata del Código de actitudes básicas: Horizontes de posibilidades significativas. Estos esquemas están basados en las típicas pruebas proyectivas para medir la toma de posición del sujeto frente a problemas determinados como las desarrolladas por el psicólogo alemán Ehrig Wartegg, muy populares en los años treinta para la selección de personal, tan populares que circulan muchas variantes anónimas en nuestros días. En esta triada, que representa una variante de dichas pruebas -donde se enriquecen las perspectivas y se utiliza para una finalidad diferente-, se deriva a la ampliación del punto negro hasta rebasar el espacio en blanco y a una multiplicidad de puntos negros de muy variado tamaño y distribución. Aquí el objetivo radica en vincular el manejo del foco atencional de la persona, relacionado a su actitud y a la emisión de juicios de valor negativos que configuran la <queja> como expresión de este proceso. De esta manera se integra un esquema sumamente didáctico que le permite a la persona contemplarse en un espejo de vida cotidiana.

 

Curso I. Esquema 18.

En este esquema vinculamos la <queja> a la emisión de juicios contra otras personas. Una actitud que con frecuencia se sustenta en el desconocimiento del otro, en nuestro propio desconocimiento y en las expectativas que se generan a partir de esta situación. El Ser en armonía. Énfasis Genético: perspectiva vital. Es un esquema que está basado totalmente en la propuesta de Cuarto Camino de ser un camino sustentado en la fusión de otros tres caminos anteriores: el camino del Faquir, del Monje y del Yogui. El objetivo central fue realizar esta propuesta dentro del marco de referencia de la ciencia contemporánea relativa al código genético de las personas y vincularla al más amplio contexto de las glándulas del sistema endocrino y de su interpretación, dentro de ese mismo contexto, del Heptagrama, en la visión del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, a diferencia de los dos Eneagramas comentados con anterioridad, tanto el de Gurdjieff como el de Ichazo. En consecuencia, se cambió la nomenclatura por una acorde con esta visión, donde se hace referencia a los más claros y didácticos términos de los Motrices, los Emocionales y los Racionales, y se les emplaza desde una perspectiva diferente, moderna, insertándolos en la Cartilla Fundamental de lectura como un elemento más que permite matizar el funcionamiento de la Glándula Maestra, el de la Glándula Subsidiaria y el del Índice de Carisma de Origen, lo cual complementa la lectura inicial de cada uno de los Actantes Biológicos que se estudian en el Curso III: Heptagrama Total: Vocación, Polaridad y Empatía. En esta perspectiva, que comentaremos a su debido momento en la presentación correspondiente a dicho curso, explicaré con todo detalle cómo esta propuesta integra diversas hipótesis de trabajo (especialmente en relación al funcionamiento del sistema endocrino, todavía en fase de exploración por la ciencia moderna), que cada quien debe  verificar a partir de la autoobservación y la observación de las otras personas en la vida cotidiana, estudiando sus rasgos físicos y su perfil psicológico para ratificar, a través de la propia experiencia, si concuerdan o no con dichas hipótesis de trabajo, tanto su Énfasis Genético, de manera inicial en este Curso I, como  el resto de su Cartilla Fundamental en la presentación a todo lo largo del Curso III.

(Para la información relativa al camino del Faquir, del Monje y del Yogui, dentro de la interpretación que hizo el Cuarto Camino de estas antiguas tradiciones, pueden verse las obras de G.I. Gurdjieff y de M. Nicoll, entre otros, incluidas en la Bibliografía de Curso I. Pero especialmente pueden verse en el libro Fragmentos de una Enseñanza desconocida de P.D. Ouspensky, Hachette, Buenos Aires, 1977, pp. 73 a 77, también incluido en la misma bibliografía).

 

Curso I. Esquema 19.

En este esquema se presenta antes que nada la Estructura básica del individuo. Código Genético y Código Cultural: Memoria Viviente. De igual modo, en el emplazamiento del Código Cultural se incorpora la noción del Imaginario, término utilizado por un sinnúmero de autores tales como Sigmund Freud, Carl Jung, P.D. Ouspensky, Maurice Nicoll, Cornelius Castoriadis, Edgar Morín y muchos más, con muy variadas implicaciones y matices, incluso de nomenclatura. Todos ellos elaborando dicha noción desde su propia perspectiva, como un constructo socio-histórico-cultural con diversos alcances tanto de carácter psicológico como sociológico y político, algunos de ellos muy polémicos por la complejidad de su planteamiento. Pero todos, implicando en ese término de uso tanto colectivo como individual, una noción que designa al conjunto de creencias, tradiciones, mitos, costumbres y símbolos que funcionan como una especie de conciencia colectiva, que implica y trasciende a la conciencia individual inserta a su vez dentro de ese gran contexto social o colectivo. El Imaginario es una noción que se usa con frecuencia en las ciencias sociales y que permeó en la cultura popular de muchas formas, con matices y modificaciones de toda índole, llegando a circular por los medios como un concepto globalizado de perfiles difusos. Es una noción flotante que, paradójica y significativamente ha cautivado la imaginación popular y se ha insertado ya en el léxico de su propio Imaginario Social o Colectivo. Pero este Imaginario Plural con toda su fuerza arrolladora que nos condiciona en lo más íntimo y evoca las implicaciones semiológicas, psico-sociales, que señalaban tanto Saussure como Durkheim, no es estático, sino dinámico y engloba al Imaginario Personal, que ahora se emplaza dentro de un contexto mucho más amplio y complejo, el contexto de una sociedad globalizada que incide poliédricamente en sus condicionamientos. Así, la persona implicada, el sujeto que surgió en el corazón mismo del llamado Imaginario Colectivo, o Inconsciente Colectivo, al que, desde una perspectiva histórica, le dio vida, mantiene una relación compleja con su propia comunidad. Es decir, la persona individuada y la comunidad a la que pertenece, aglutinados en un mismo contexto de significación, donde ambos son emisor y receptor de los propios mensajes que generan, entablan una relación crítica donde ambos se modifican recíprocamente, generando una dialéctica permanente de fundación y refundación incesante. Las tradiciones y la cultura cambian, al igual que las personas que, a su vez, cambian a esas tradiciones y a esa cultura. Dentro de este contexto se comprenden mucho mejor los alcances de la definición de semiología de Ferdinand de Saussure: “La ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”.

Este Imaginario Personal que resulta crucial para poder comprender la relación entre el Código Genético y el Código Cultural, se define al interior del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana de la siguiente manera: “Conjunto de huellas o condicionamientos socio-culturales que no me permiten percibirme en forma adecuada, generando un falso concepto de mi propio ser, un Autoconcepto disfuncional en términos de mi propia biografía: pensamientos, creencias, valores, emociones, decisiones y acciones desfasadas de mi principio de realidad, pero concatenadas entre sí, de tal manera que operan como un sistema cerrado”. (Ruiz, A. Curso II: Huella de Abandono, El Imaginario: Definición, esquema 16). Es decir, el Imaginario Personal en Semiología de la Vida Cotidiana está configurado por Nudos de Significación que anulan, disminuyen o entorpecen el desarrollo de los potenciales. En consecuencia, uno de los grandes objetivos para lograr una mayor armonía personal y un Autoconcepto funcional es la transformación de los Nudos de Significación en Enlaces Significativos, según hemos comentado ya en relación con el Triángulo de las Actitudes.

En este mismo esquema se presenta La Pirámide de la Memoria que representa la visión de Semiología de la Vida Cotidiana sobre este tema fundamental, acerca del cual se han pronunciado los más diversos autores dentro de las más diversas tradiciones y áreas de conocimiento, ya sea la filosofía, la psicología, la antropología, la fisiología o la literatura, entre otras muchas. Un tema crucial y fascinante sobre el cual estamos todavía muy lejos de escribir la última palabra. No obstante, en la propuesta del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, la <Pirámide de la Memoria> integra la dinámica de la Memoria Nula, Relativa y Lúcida respondiendo a los estímulos externos e internos, sustentada en los procesos de Recuerdo y Olvido que operan como un sistema de vasos comunicantes que se despliegan a lo largo de los dos ejes que planteó Saussure para el estudio de los procesos lingüísticos, el diacrónico y el sincrónico. Esta Pirámide de la Memoria es una inferencia semiológica que nos permite comprender el funcionamiento de la memoria en términos generales como un Escenario de Representación. Este esquema tiene una incidencia crucial en los dos próximos esquemas donde se lleva a cabo el planteamiento del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana con relación al conocimiento de uno mismo y donde se despliegan los alcances e implicaciones de los distintos tipos de memoria.

 

Curso I. Esquema 20.

En este esquema se lleva a cabo la presentación de la Estructura compleja del individuo: Potenciales y Memoria. Este esquema está basado en la propuesta de los Centros de Comando de Cuarto Camino, que presenté a lo largo de muchos años en los cursos que impartí inicialmente bajo la denominación de Cuarto Camino: Cursos de Psicología Transpersonal, y que se encuentran en las obras de los autores ya mencionados con anterioridad y, especialmente, en Fragmentos de una enseñanza desconocida, de Ouspensky, op. cit., pp. 150 a 162.  A lo largo de estos años pude profundizar en la visión de este extraordinario mapa inicial del conocimiento de la persona, que me sigue pareciendo todavía de un gran valor, aunque con limitaciones serias que me llevaron a realizar una nueva propuesta reformulando la base original, el gran cascarón de su estructura fundamental, para transformarlo, desde mi propia perspectiva, en un modelo no solo más claro y práctico, sino más completo, actualizado y didáctico para abordar el conocimiento de uno mismo. No obstante, considero imprescindible mencionar en qué consistieron las grandes transformaciones y aportaciones del nuevo planteamiento teórico desde la perspectiva del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana.

En primer término, las distinciones de nomenclatura que conllevan una primera modificación sustantiva respecto de la propuesta original, ya que ahora los llamados Centros de Comando, se convirtieron en Potenciales Humanos Holográficos y Multidimensionales, hipostasiados todos al interior del Código Genético. Esto representa un cambio de perspectiva monumental al introducir, además, la noción científica de código genético que no se encontraba a la disposición de Gurdjieff y sus alumnos, lo cual entraña una actualización conceptual imprescindible para referirnos a las distintas funciones del cuerpo humano. No podemos soslayar bajo ningún motivo la noción central de ese código genético que da pauta para el desarrollo integral de todas las funciones incluidas en los antiguos Centros de Comando, ahora denominados con mayor propiedad Potenciales bajo la nueva perspectiva. A su vez, en la nueva concepción se formula la percepción semiológica de los cinco potenciales: instintivo, motriz, sexual, emocional y racional como Administradores de Signos Diferenciados que perciben signos, procesan signos y proyectan signos en concordancia con su naturaleza. Y donde cada uno de los potenciales dialoga consigo mismo y con los demás potenciales como frente a un espejo, y donde todos son finalmente decodificados por el potencial racional a través del lenguaje articulado, considerado como el quinto espejo que los traduce en términos inteligibles para la conciencia humana. Esto representa una transformación sustantiva con relación a la codificación y lectura que todo ser humano puede hacer de sí mismo a través de estos administradores de signos diferenciados. Pero no solo eso, sino que el planteamiento de las cinco memorias básicas se ve modificado sustantivamente de igual modo con la incorporación de la Pirámide de la Memoria en cada uno de ellos, lo cual plantea una riqueza de posibilidades interpretativas infinitamente más compleja y más apegada a la realidad cotidiana, observable en todas sus variantes.

Ahora bien, este esquema 20: Estructura compleja del individuo: Potenciales y Memoria, se suma a la visión total del Yo dentro de la propuesta del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana, una noción fundamental que resulta imprescindible distinguir de las múltiples nociones del Yo formuladas a lo largo de la historia de la humanidad desde las más disímbolas perspectivas y ramas del conocimiento humano.

 

Curso I. Esquema 21.

En este esquema, titulado Conciencia Autorreflexiva, Holográfica y Mutidimensional, se da la noción del Yo en la propuesta del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana y se complementa la visión planteada de manera sucesiva en los esquemas 19: Estructura básica del individuo y esquema 20: Estructura compleja del individuo, dando la visión integral de las transformaciones y de las aportaciones realizadas al protomodelo de Cuarto Camino en relación con esta temática. Aquí se aborda la noción fundamental del Yo como una <Conciencia Autorreflexiva, Holográfica y Multidimensional>. Autorreflexiva por la capacidad de la conciencia humana de percibirse a sí misma, que nos dota de libre albedrío y nos convierte literalmente en el Homo Sapiens Sapiens, el ser que sabe que sabe, estudiado por innumerables corrientes de pensamiento, tanto orientales como occidentales. Holográfica por una variante fundamental, la incorporación de las siete Funciones Primordiales de la Conciencia en cada uno de los cinco Potenciales: Percatación, Atención, Cognición, Memoria, Deseo, Creatividad y Contemplación, lo cual dota a cada uno de los Potenciales de una mayor autonomía de gestión dentro de su estructura de interdependencia dinámica.  Multidimensional porque cada uno de los potenciales capta una dimensión distinta del mundo, ya sea la dimensión biológica de vinculación con la vida orgánica en el caso del instintivo, los movimientos externos del cuerpo y la dimensión espacial del volumen en movimiento en el caso del Motriz; las pulsiones eróticas y los estímulos internos y externos de la excitabilidad y la sensualidad en el caso del Sexual; las emociones en toda su portentosa gama de posibilidades combinatorias y la dimensión afectiva del cosmos en el Emocional y, finalmente, los procesos racionales, análisis, síntesis, resolución de problemas, ambigüedades, paradojas, toma de decisiones y la dimensión abstracta del mundo en el caso del Racional. Todos integrando la configuración subjetiva e íntima del Principio de Realidad, que ya comentaré más adelante. Naturalmente, se trata de una propuesta basada como ya hemos comentado, en el protomodelo de Cuarto Camino, pero con nuevos elementos y aportaciones sustantivas que la vuelven una propuesta privativa del Modelo Educativo de Semiología de la Vida Cotidiana. Una propuesta con sus propias características, estructura y funciones adicionales que desempeñan un papel trascendental en la cosmovisión cotidiana de semiología, especialmente cuando abordamos esa noción del Yo en un contexto mucho más amplio en los Cursos Avanzados, estudiando su dimensión transpersonal en relación al Modelo Cosmológico y la decodificación de las dimensiones espacio-temporo-materiales del Universo, donde veremos las implicaciones de la lectura del Yo y del Principio de Realidad como una dimensión autorreflexiva, holográfica y multidimensional de posibilidades infinitas dentro de un mismo contexto de significación. Procuré tener en cuenta ambos aspectos para integrar, desde sus orígenes, desde el Curso I, un modelo coherente y una terminología pertinente que se integraran como una totalidad armónica y didáctica.

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